"Encogido, en la enorme ala rota
de su sombra, recrea el mundo
en el interior de su cráneo,
como el espectro de una flor"
UN GESTO poesía de Ted Hughes
He aquí este gesto escondido.
Buscaba un hogar. Tanteó rostros
distraídos, por ejemplo, el rostro
de una mujer que se sacaba un niño
pero en aquel rostro duró poco tiempo
el rostro de un hombre preocupadísimo
como el acero volador en el instante
de un choque de automóviles se fue
de su rostro dejandolo solo eso duró
menos tiempo incluso, el rostro
de un soldado disparando ráfagas de ametralladora no mucho tiempo y
el rostro de un jinete en el segundo
en que chocaba contra la tierra, los rostros
de dos amantes en los segundos
en que tanto se penetraban que olvidáronse
completamente uno de otro y eso estuvo bien
pero tampoco duraba.
Así pues el gesto probó el rostro
de una persona perdida en sus gemidos
un rostro de asesino y el momento áspero
en que el hombre rompe todo
lo que se le pone a tiro y es capaz de romper
luego se fue de aquel cuerpo.
Probó elrostro
en la silla eléctrica buscando una permanencia
de muerte eterna pero era demasiado plácido aquello.
El gesto
volvió a hundirse, desconcertado por el momento,
en el cráneo.-
SETIEMBRE
Vemos la oscuridad cernerse lenta:
no la miden relojes.
Cuando besos y abrazos se repiten
desaparece el tiempo.
Es verano. Las hojas cuelgan quietas:
a mi espalda una estrella,
bajo un brazo sedeño un mar me dice
que ya no existe el tiempo.
Las hojas no midieron el verano
ni hacen falta relojes,
sólo tenemos lo que recordamos:
minutos que nos llenan la cabeza
como a esos reyes desafortunados
que el populacho acosa,
mientras, lentos, los árboles reflejan
sus copas en el charco.-
SECRETARIA
Si alguien la toca llora, da un chillido,
se esconde, oculta la terrible herida:
como un gorrión se pasa el día entero,
entre hombres, mirando de reojo,
al menor ruido sale disparada.
Por la noche sortea los piropos
como un ratón. Por fin, segura, en casa,
cose camisas, zurce calcetines
al padre y al hermano, hace la cena,
se acuesta pronto y cierra, con la luz,
sus treinta años. Duerme nalguiprieta,
cierra sus bellos ojos hasta el día.-
Soy una mosca si éstas no son piedras,
si no son piedras éstas soy un dedo.
Dedo, hombro, ojo.
El aire las rodea como atento.
Allí estaban ayer y el mundo anteayer,
contentas todas de su herencia,
no hacía falta trabajo, sólo poseer el día,
sólo poseer poder y su presencia,
sonriendo a distancia, luminosas las faces
de la paz del paterno testamento,
flores en el cabello, decorando sus miembros
el dolor del amor
y el dolor del temor y el dolor de la muerte.-
Ted Hughes
Imágenes: pinturas del artista plástico contemporáneo de Puerto Rico, Arnaldo Roche Rabell.
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