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miércoles, 20 de junio de 2012

Amor

                               Eduardo Lizalde, poeta, narrador y ensayista nacido en Ciudad de México en 1929. Estudió Filosofía y Música en la Universidad Nacional Autónoma de México. Es uno de los grandes exponentes de la actual poesía mexicana. Ha ocupado diversos cargos en el campo universitario, artístico y cultural. Fue director de la Casa del Lago de la UNAM, director general de publicaciones y medios de la Secretaría de Educación Pública y director de Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes. Director de la Biblioteca Nacional de México.
En 1984 le fue concedida la beca de la Fundación Guggenheim y ha sido distinguido con el Premio Xavier Villaurrutia en 1996, el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes en 1974, el Premio Nacional de Lingüística y Literatura en 1988 y el Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde en 2002. Con una extensa obra publicada, se distingue de Eduardo Lizalde, sus últimos títulos: "El tigre en la casa" (1970), "La zorra enferma" (1974), "Caza Mayor" (1979), "Tabernarios y eróticos" (1989), "Rosas" (1994), "Otros tigres" (1999), etc.



                          "Soñe que te habías ido,
                           conmigo hacia el infierno
                           y que se habían quedado aquí
                           sin mundo las demás criaturas"


AMOR    poesía de Eduardo Lizalde


La regla es ésta: dar lo absolutamente imprescindible,
obtener lo más,
nunca bajar la guardia,
meter el jab a tiempo,
no ceder,
y no pelear en corto,
no entregarse en ninguna circunstancia
ni cambiar golpes con la ceja herida;
jamás decir "te amo", en serio,
al contrincante.
Es el mejor camino
para ser eternamenre desgraciado
y triunfador
sin riesgos aparentes.-


ESTO ES FALSO

Esto es falso, esto es bueno
y aquello rubio cobre.

Qué ciencia, hermanos,
cómo saben todo eso.

¿No hay más azul, ni falso ni magenta
que el sol del que los mira?

¿No florecemos, no estamos
comprendidos
entre los seres del reino
-oh solipsistas, oh videntes, oh magos-?

Sólo somos el muro que retiene el jardín.-


QUE TANTO Y TANTO AMOR

Que tanto y tanto amor se pudra, oh dioses;
que se pierda
tanto increíble amor.
Que nada quede, amigos,
de esos mares de amor,
de esas verduras pobres de las eras
que las vacas devoran
lamiendo el otro lado del césped,
lanzando a nuestros pastos
las manadas de hidras y langostas
de sus lenguas calientes.

Como si el verde pasto celestial, el mismo océano, salado como arenque,
hirvieran.
Que tanto y tanto amor
y tanto vuelo entre unos cuerpos
al abordaje apenas de su lecho se desplome.

Que una sola munición de estaño luminoso,
una bala pequeña,
un perdigón inocuo para un pato,
derrumbe al mismo tiempo todas las bandadas
y desgarre el cielo con sus plumas.

Que el oro mismo estalle sin motivo.
Que un amor capaz de convertir el sapo en rosa
se destroce.

Que tanto y tanto amor, una vez más, y tanto,
tanto imposible amor inexpresable,
nos vuelve tontos, monos sin sentido.

Que tanto amor queme sus naves
antes de llegar a tierra.

En esto, dioses, poderosos amigos, perros,
niños, animales domésticos, señores,
lo que duele.-





                                            DOS VIÑETAS DE UN CÁNDIDO

                               Bajo el cielo tenebroso
                               el rehilete se abre en el jardín.
                               La fiesta del gorrión que danza, canta
                               -se vuelve flor su trino,
                               fruto su aleteo-,
                               se baña bajo el líquido haz de chispas.
                               Pura felicidad en el pequeño prado,
                               el agua limpia -hubiera dicho el santo-,
                               es la sonrisa de dios.-



                                                                   Eduardo Lizalde


Imágenes: pinturas del artista plástico de EE.UU, Andrea Kowch (Michigan, 1986)


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twitter@quiquedelucio 

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