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domingo, 17 de junio de 2012

Desasosiego

                            Elías Nandino, poeta mexicano nacido en Cocula, Jalisco en 1900. Además de su labor como médico, Nandino apoyó a muchos jóvenes poetas desde las revistas literarias que fundó y dirigió. Editó la colección de cuadernos "México nuevo", dirigió "Estaciones" y de 1960 a 1964 fue director de "Cuadernos de Bellas Artes". En 1979 recibió el Premio Nacional de Literatura y el Premio de Poesía de Aguascalientes.
Cada uno de sus poemas contiene un fragmento de tiempo. Poeta soñador que une la vida y la muerte, el amor y el odio, con un puente indestructible de palabras, sueños y realidades. Una muestra significativa de su obra como excelente poeta , lo constituye sus libros: "Naufragio de la duda" (1950), "Triángulo de silencios" (1953), "Nocturna summa" (1955), "Eternidad del polvo" (1970) y "Noctuno palabra" (1976), entre otros. Nandino murió en Guadalajara, México, en 1993.          




                                          "¡Qué puñalada
                                          le ha propinado el viento
                                          a la granada!"



DESASOSIEGO        poesía de Elías Nandino

El fuego quemo y consume.
El hielo quemo y conservo.

I
Esta inquietud indomable
de estar sin querer estar
y al pisar otro lugar
regresar inconsolable.

Este anhelar incansable
de partir para llegar
sin nunca poder llenar
mi soledad inmutable.

Este meditar extremo
que inquiere, desesperado,
a lo invisible que temo.

Y en mi fuego, congelado
solo y a solas me queme
en deshielo enamorado.

II
Esta esperanza encendida
que me lanza a caminar
en un constante buscar
la emoción desconocida.

Esta lucha sumergida
de creer y de dudar
y, a mi juventud perdida,
sin que la pueda olvidar.

Este pensar que no sabe
nada de nada y que quiere
que ya la vida se acabe,

y la muerte que no hiere,
y el alma que ya no cabe
y en lenta asfixia se muere.-


SI HUBIERAS SIDO TU

Si hubieras sido tú, lo que en las sombras, anoche,
bajó por la escalera del silencio
y se posó a mi lado,
para iniciar el cauce de acentos en vacío
que, me imagino, será el lenguaje de los muertos.

Si hubieras sido tú, de verdad, la nube sola
que detuvo su viaje debajo de mis párpados
y se adentró en mi sangre,
amoldándose a mi dolor reciente
de una manera leve, brisa, aroma,
casi contacto angelical soñado...

Si hubieras sido tú,
lo que apartando la quietud oscura
se apareció, tal como si fuera tu dibujo
espiritual, que ansiaba convencerme
de que sigues, sin cuerpo, viviendo en la otra vida.

Si hubieras sido tú la voz callada
que se infiltró en la voz de mi conciencia,
buscando incorporarte en la palabra
que tu muerte expresaba con mis labios.

Si hubieras sido tú, lo que al dormirse
descendió como bruma, poco a poco,
y me fue encarcelando
en una vaga túnica de vuelo fallecido.

Si hubieras sido tú la llama llama
que inquemante creó, sin despertarme
ni conmover el lago del azoro:
tu inmaterial presencia,
igual que en el espejo emerge
la imagen, sin herirle
el límpido frescor de su epidermis.

Si hubieras sido tú...

Ya despierto, después de la vigilia,
o del sueño o del ensueño,
me pregunto a mí mismo:
¿Quién más pudo venir a visitarme?

Recuerdo que, contigo solamente,
platicaba del amoroso asedio
con que la muerte sigue a nuestra vida.

Y hablábamos los dos adivinando,
haciendo conjeturas,
ajustando preguntas, invitando respuestas,
para quedar al fin
sumidos en derrota,
muriendo en vida por pensar la muerte.

Ahora tú ya sabes descifrar el misterio
porque estás en su seno, pero yo...

En esta incertidumbre secretamente pienso
que si no fuiste tú, lo que en las sombras,
anoche,
bajó por las escaleras del silencio
y se posó a mi lado,
entonces quizá fue
una visita de mi propia muerte.-


                                Elías Nandino



Imágenes: pinturas del artista de EE.UU
Edwin Blashfield (1845-1936)









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