"Si pregunta por mí, dile que habito
en la hoja del acanto y en la acacia.
O dile, si prefieres, que me he muerto.
Tal vez me llore en el laurel o busque
mi recuerdo en la forma de una estrella"
ELEGÍA II poema de Mirta Aguirre
Yo me acostumbro amor, amor, yo me acostumbro.
Yo me acostumbro a estar sin ti. ¿Lo entiendes?
Quiere de cir, amor, que no amanece;
quiere decir que aprendo a abrir los ojos
sin tu beso.
quiere decir que olvido, amor, que yo te olvido.
Como un morirse lento, implacable, a pedazos,
yo me acostumbro, amor, yo me acostumbro.
Y acostumbrarse es una cosa oscura,
es una cosa eterna, sin caminos,
como un caer caer en el vacío.
Yo me acostumbro, amor, yo me acostumbro.
Y un día y otro pasan.
Y un día triste no es día sino un cortejo inmenso.
Y dos días de tristeza ya no pueden decirse.
Y acostumbrarse es una palabra irremediable
que ojalá nunca sepas.
Una criatura tiene su tamaño,
tiene su borde estrecho, su medida.
Y ha de haber para todos la pequeña alegría,
esa mínima dicha que es un derecho humano.
ser feliz, amor mío, es como el aire, el agua,
algo para la vida.
Yo me acostumbro, amor, yo me acostumbro.
Lejos, tu mano corta el pan para otra boca.
Lejos, suenan tus pasos y como yo sé que suenan.
Lejos, amor, muy lejos.
Y allí, donde mi angustia está sin ecos,
tú sonríes, tú eres,
y no sabes, amor, con cuánta sangre,
con qué amarga paciencia,
con cuánta fuerza para ahogar, yo olvido,
yo deshago mi sueño
y me acostumbro, amor, y me acostumbro.-
Mirta Aguirre
MUJERES poema de Adolfo Menéndez Alberdi
Yo aprendí la embriaguez del beso impuro.
La emoción de las citas
breves y tempestuosas
procuraba.
Las mujeres sin fechas perdurables,
sus pasos inexactos,
sus vestidos,
eran los visitantes de mis noches,
la compañía de mis soledades.
Por eso
nuestro encuentro fue el retorno
sencillo
hacia el comienzo,
al sendero de música y latidos
donde nos aguardaba
la propia claridad inadvertida,
la simple unión que forman dos mitades.
Por eso he comprendido
-comprendemos- ahora
la razón de la existencia.
Por eso
desde entonces -desde ahora-
amándonos queremos a los que aman
la vida cotidiana y sus quehaceres.
Por eso, compañera,
los corazones con que amanecemos
salen a trabajar por la alegría
del mundo,
unidos,
como dos obreros.-
Adolfo Menéndez Alberdi
ESA MUJER QUE AMO Y NO ME AMA poema de Domingo Alfonso
Esa mujer que amo...y no me ama,
por amar a quien nunca la ha querido,
este humo que tanto he perseguido
y que escapa de mí cual de la llama.
Esta agua de azucena que derrama
en la sed que por ella nunca ha ardido,
ni arderá alguna vez, y no ha podido
derramar en la boca que se inflama.
Esta mujer que me pesigue huyendo
y en vano el horizonte persiguiendo;
este cielo distante de mi senda,
este juego de amor, que no comprendo,
esta mujer a quien la vida ofrendo
y que acaso no valga ni la ofrenda...
Domingo Alfonso
Imágenes: pinturas del artista plástico cubano Denis Nuñez Rodríguez (Matanzas, 1967)
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