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viernes, 15 de junio de 2012

Muerte

No hay muertes inciertas, ni vidas justificadas.
La Muerte.    

               Poemas de : Sara de Ibañez, uruguaya nacida en Tacuarembó en 1910. Falleció en Montevideo en 1971. Obtuvo el Premio de la Academia Nacional de Letras y el Premio Nacional de Literatura en 1971.  Pablo Neruda, (Chile 1904-1973) el 21 de octubre de 1971 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura.


"La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos"         Antonio Machado


LA MUERTE   poema de Sara de Ibañez


Sol amargo, agua amarga, amargo viento y amarga sangre para siempre amarga.
Vencido y solo en carne y pensamiento,
y el sueño antiguo por tesoro y carga.
Quiso callado y solo y sin lamento
sorbo a sorbo agotar su fuente larga.
Miserable señor de su destino,
de espaldas a la aurora abrió el camino.

De espaldas a su Oriente y a su gloria,
y hueso adentro una centella vaga,
mordió el seco laurel de su victoria
y nunca fue curado de su llaga.
Terco aguijón de luto su memoria,
en toda miel ejercitó su plaga.
Y entre las brumas del silencio agrario
fue una lenta sonrisa su calvario.

Pero entre sus espigas y sus flores,
cuando la muerte le entreabrió las puertas
el guerrero de blancos y resplandores
dianas oyó por las borradas huertas.
¡Mi caballo!, gritó: y en los alcores
resonaron ángelicos alertas.
¡Mi caballo! Montó el corcel sombrío,
y tendió su galope sobre el frío.-


                                                 Sara de Ibañez






SÓLO LA MUERTE   poema de Pablo Neruda

Hay cementerios solos,
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel al alma.

Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido sin perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.

Yo veo, solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.

A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra
 y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado, como un árbol.

Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color
de violetas húmedas, de violetas
acostumbradas a la tierra
porque la cara de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.


Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos,
la muerte está en la escoba,
es la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.
La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante.-


                                                             Pablo Neruda



Imágenes: pinturas de Rubens "Saturno", Gustav Courbet "El Entierro del Conde de Orleans", Illiá Yefimovich Repin y Pieter Brueghel "Triunfo de la muerte" (detalle).



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