"Todo es vana poesía. Todo se ha convertido
en inútil deseo de un deseo de amor"
DE REPENTE poesía de Pilar Pallarés
De repente
se me hace extrañísimo tu nombre,
tu nombre escrito en un pupitre,
esas sílabas muertas
clavadas a la madera
entre rayas, palomas, una mosca,
una estrella, un rostro, un martillo y una hoz.
Tu nombre,
tu nombre hoy tan extraño,
alejado de ti, aqyí, perdido.
Sólo tengo tu nombre en una mesa
en medio del silencio,
solamente esos maragatos sin sentido
y todo este espacio lleno de tu ausencia.
Sólo tengo mi alma destrozada
encima de esta mesa.
Toco la fría madera: estás ausente.
No quedan
huellas de ti en estas letras suicidas,
nada de la mano que les hizo bajo su corteza
nada de ti que me queda en esta mañana sin tiempo.
Por qué,
por qué ahora me es tu nombre tan extraño,
por qué semeja sólo un espantajo tuerto,
una máscara vacía colgada de la nada,
una llanura sin dios.
Por qué
ya no te reconozco en tu nombre.
Llegarás de repente y yo ya no tendré
palabra para llamarte.
Tú también sentirás que algo se está rompiendo.-
Pilar Pallarés
GUERRA SUCIA poesía de Carlos Alcorta
Sospecho que jamás volveré a verte.
Sospecho que será mi amor tan corto
como el viaje en un tren de cercanías,
que no apartarás durante el trayecto,
la mirada del libro que sostienes
con firmeza entre las manos, ajena
a la lluvia, al paisaje, a mi presencia.
Mientras, el silencio pasa rozándote,
rozándonos los labios
hablándome de ti,
de la noche que se acerca insegura,
humilde y vacía como la próxima
estación, como el próximo fracaso.
Indiferente y sola, te marchaste.
En el aire viciado del vagón
quedó flotando el pozo
de la nostalgia. Perseguí a través
del cristal el fantasma de un recuerdo,
si hermoso o terrible, lo desconozco.
Pero no renunciaré -porque me pertenece-
a la lectura de ese joven cuerpo
a la deriva, a inventar un pasado,
a defender la bondad de los sueños.
Tal vez, años después, ya casi viejo,
me arrepienta de las horas perdidas
observando cómo el deseo mancha
las paredes insomnes de la casa,
cómo cubren de escombros y hojas muertas
el jardín. Tal vez piense que, en el fondo,
todo tiene un precio, que fabriqué
una historia, una vida fantástica,
irreal que -como advertía Rilke-
debo olvidar para hacerla únicamente
mía y que desdeibujo sin pudor
como argumento para emborronar
unas cuartillas y engañar así
al inocente lector que me cree
sincero y siente, quizá, en su propia
carne la herida informe, no cerrada
del amor traicionado.
Depende de mí, de si continúo
o no este juego que vivas o mueras.
Con un golpe de suerte, con los dados
trucados puedo desenmascararte.-
Carlos Alcorta
Imágenes: pinturas de Carolyn Anderson, artista plástica de Estados Unidos, del impresionismo.
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