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jueves, 30 de agosto de 2012

La última tarde

                                          Almudena Guzmán, poeta española nacida en Madrid en 1964. Licenciada en Filología Hispánica, obtuvo su Doctorado con una tesis sobre Francisco de Quevedo. Su obra poética tiene una marcada tendencia neo-surrealista con una gran expresión de la sensualidad reflejada en un lenguaje sincero y natural. De sus libros publicados se destacan: "Poemas de Lidia Sal" (1981), "La playa del olvido" (1984), "Usted" (1989), "El libro de Tamar" (1989), "Calendario" (1991), etc. Entre las distinciones obtenidas figura el Premio de Poesía Altair en 1984, el accésit al Premio Hiperión de Poesía en 1986 y el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla en 1988. Es colaboradora habitual en distintos diarios de España.


                                     "Si todo esto cambiase,
                                     si me dijera usted, de pronto, que me ama,
                                     yo ni me detendría para hacer la maleta"


HOY ERA LA ÚLTIMA TARDE     poesía de Almudena Guzmán

Hoy era la última tarde.
  
Usted no paraba de hablar
-lo hubiese matado-
y a mí me ardían las uñas cuando nos despedimos
               en la parada del autobús.

Ni un solo beso.-


ESTO VA A VENIRSE ABAJO

Esto va a venirse abajo
de un momento a otro
y usted lo sabe.
El amor ya no es un templo griego
sino algo parecido a un desastre de líneas
oblicuas que aprisionan todo intento de lluvia.

Y es gris. Tan gris como esta perspectiva
         de furias que se nos vienen encima.-



ESTO YA VA MEJOR

Esto ya va mejor.
Ya no le tengo miedo.

Y me complace que usted,
como quien no quiere la cosa,
haya fijado el barniz de sus ojos en mis piernas.-



LO PEOR DE TODO ERA EL ATARDECER

Lo peor de todo era el atardecer. 
              
Cuando las aves frías tachonaban el bosque
de rumores y sombras,
tu recuerdo me ceñía las costillas
como un pulpo de fuego...

Daniel: ¿Por qué me has abandonado?-


NUNCA MÁS VOLVISTE

Nunca más volviste,
Daniel.

Desde entonces ya no hubo patio
ni baúles con especias,
ni la luz posó sus labios
en los membrillos del aparador.

Y en vez de tu cuerpo fue la fiebre,
la humedad,
el tremendo cansancio
fluyendo de los frascos de perfume.

Por la tarde se me cala el cabello
en un charco de polvo.

Por la noche agrietaba con los nudillos
el ventanal de mi cuarto.-




                                SEÑOR

                                Señor,
                                usted no lo sabe
                                y sin embargo sus arrugas,
                                tersándome la mañana,
                                me han obligado a iniciar una huelga de novios
                                desde que lo conozco.

                                Y hoy
                                 -mientras los dos nos mirábamos de reojo, cada uno
                                en un extremo de la barra-,
                                mi guedeja más anarquista
                                ha optado definitivamente por afiliarse a sus ojos.-



                                                                   Almudena Guzmán


Imágenes: pinturas de Marc Chagall, pintor francés de origen ruso (Vitebsk, 1887- Saint-Paul de Vence, 1985)


 


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