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lunes, 27 de agosto de 2012

Elegía

                           Salvatore Quasimodo, poeta y ensayista italiano nacido en Modica, Ragusa, en 1901. A partir de 1932 logra su primer éxito con la publicación de "Oboe sumergido", se radicó definitivamente en Milán para asumir la Cátedra de Literatura Italiana en el Conservatorio Giuseppe Verdi. Algunos títulos importantes de su obra son "La dulce colina", "Las horas", "Toma y da", "Discursos sobre la poesía", "Las cartas de amor", "El poeta y el político", etc. Excelente traductor, Quasimodo dio a conocer a Neruda al habla italiana, traduciendo también a Shakespeare, Catulo, Vigilio, Cummings, Aiken y Moliére, entre otros.
Le fue concedido el Premio Nobel de Literatura en 1959. Obtulo el título de Doctor Honoris Causa por las Universidades de Messina y Harvard. Falleció en Milán en 1968.

                                      "Cae la noche: de nuevo nos dejáis,
                                      oh imágenes queridas de la tierra
                                      árboles, animales, pobre gente encerrada"



ELEGÍA   poesía de Salvatore Quasimodo


Gélida mensajera de la noche,
has regresado limpia a los balcones
de las casas destruidas e iluminas
tumbas ignotas, desolados restos
de la tierra humeante, aquí reposa
nuestro sueño. Y te vuelves solitaria
hacia el norte, donde todo corre
sin luz hacia la muerte, y tú resistes.-


IMITACIÓN DE LA ALEGRÍA

Donde los árboles aún
más desolada hacen la tarde,
al tiempo que indolente
se ha desvanecido tu último paso,
aparece la flor
en los tilos y persiste en su suerte.

Buscas una explicación a los afectos,
pruebas el silencio en tu vida.
Otra ventura me revela
el tiempo reflejado. Aflige
como la muerte, la belleza
ya en otros rostros fulmínea.
He perdido toda cosa inocente,
incluso en esta voz, que sobrevive
para imitar la alegría.-


OBOE SUMERGIDO

Avara pena, tarda tu don
en esta mi hora
de suspiros abandonados.

Un oboe gélido deletrea de nuevo
alegría de hojas perennes,
no mías, y olvida;

en mí anochece:
el agua tramonta
en mis manos herbosas.

Alas oscilan en ronco cielo,
lábiles: el corazón trasmigra
y yo estoy yermo,

y los días son escombros.-






                                 NO HE PERDIDO NADA

                                 Todavía estoy aquí, el sol gira
                                 a mis espaldas como un halcón y la tierra
                                 repite mi voz en la tuya.
                                 Y recomienza el tiempo visible
                                 en el ojo que redescubre la luz.
                                 No he perdido nada.
                                 Perder es ir al otro lado
                                 de un diagrama del cielo
                                 por movimientos de sueño, un río
                                 lleno de hojas.-



Y TU VESTIDURA ES BLANCA

Tienes la cabeza inclinada y me miras,
y tu vestidura es blanca,
y un seno asoma por el encaje
suelto sobre el hombro izquierdo.
Me rebasa la luz; tiembla
y toca tus brazos desnudos.
Vuelvo a verte. Palabras
cerradas y rápidas decías,
que ponían corazón
en el peso de una vida
que sabía de circo.
Profundo el camino
sobre el que descendía el viento
ciertas noches de marzo
y nos despertaba desconocidos
como la primera vez.-



                                                        Salvatore Quasimodo



Imágenes: pinturas del artista israelí Isaac Maimon (1951). También  destacado escultor.


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