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miércoles, 9 de mayo de 2012

Desahogo

"Es del futuro de lo que yo tengo nostalgia". Eso dijo Tomás Segovia en mayo de 2009 en Granada, adonde había ido a recoger el Premio García Lorca. Cuando le concedieron el galardón, Francisco Brines, miembro del jurado, habló de él como de "un poeta de las dos orillas". Al premiado le pareció bien siempre que, dijo cada orilla no fuera frontera sino puerta. "Casi siempre me he ganado la vida honestamente, o sea, no como escritor" afirmaba.
Pese al infarto que lo dejó maltrecho en 2007 y el cáncer que se le manifestó despues, y que terminó con su vida hace unos meses apenas, no paraba un instante "No tengo tiempo para no ser libre", dice uno de sus últimos versos.


                                         "Te juro que estoy mirándote
                                          fuera de este poema
                                          donde corro contigo
                                          abrazado a un impulso y ciego a toda meta"


MODESTO DESAHOGO           Poesía de Tomás Segovia

Estoy más triste que un zapato ahogado estoy más triste que el polvo bajo los petates
estoy más triste que el sudor de los enfermos
estoy triste como un niño de visita
como una puta desmaquillada
como el primer autobús al alba
como los calzoncillos de los notarios
triste triste triste de sonreír como un bobo
desde los rincones
de ver tallar las cartas en redondo saltándome siempre a mí
de todo lo que se dicen y se dan y se mordisquean
en mis narices
estoy harto de quedarme con el saludo en la boca
de salir bien dibujado entre la muchedumbre
para que me borre siempre el estropajo de su roce
de no estar nunca en foco para ningunos ojos
de tener tan desdentada la mirada
de navegar tras la línea del horizonte
con mis banderitas cómicamente izadas
no puedo más de no ser nunca nadie
de que no me dejen jamás probarme otra careta que la de ninguno
de no irrumpir de no alterar el oleaje
de no curvar jamás un tren de ondas
de no desviar a mis corrales la palabra suelta
de que nunca me caiga a mí la lotería de un vuelo visceral
De no poblar ni el más vago sueño ocioso
De saber que ningún mal pensamiento tendrá ya más mi rostro.
Estoy hasta aquí de la avaricia de los privilegiados
de que quieran para ellos solos toda la juventud
todos los influjos de las cosas del mundo
todo el favoritismo de la puta alegría
toda la iniciativa de renuevo y capricho
de que se apropien sin escrúpulos la plusvalía de valor y encuentros
todo el capital de risa y de coloquio
que repartido con justicia
alcanzaría de sobra para alimentarnos a todos
a todos los hambrientos de carne de comunión
y sedientos de vino de comunión
y a todos los que están tristes
como faldones arrugados que les cuelgan a los otros
en fin estoy jibosamente desolado
de haber envejecido sin seguro de vida
sin seguro de nombre
sin cavar mi guarida en el espeso ahorro
de no haber cobrado el billete cuando la vida se asomaba a mirarme
de haber tirado siempre deudas al cesto sin mirarlas
y lo que quiero decir es que estoy a fin de cuentas
terriblemente triste de que no me hayáis perdonado.-

Tomás Segovia: (Valencia, España 1927- México DF 2011)

A los nueve años de edad emigró con su familia a Francia, luego a Marruecos y posteriormente a México, su país de adopción, donde residió la mayor parte de su vida. Estudió Filosofía y Literatura en la Universidad Autónoma de México y en el año 1957 ingresó como profesor en la misma. Escribió una veintena de libros de poesía, entre los que se cuentan, "La Luz provisional" (1950), "Apariciones" (1957), "Cuadernos del nómada" (1978), "Cantata a solas" (1985), "Lapso" (1986), "Noticia natural" (1992), "Fiel imagen" (1996), etc.
Obtuvo los premios "Xavier Villaurrutia" en 1972, "Magda Donato" en 1974, Alfonso X de Traducción en 1982, 1983 y 1984 y el importante Premio Octavio Paz, en 2000. Se distinguió durante varios años dirigiendo la Revista Mexicana de Literatura.


                                        EL QUEMADO

                                    De la mañana a la tarde
                                    me consumes, sol; me secas
                                    con tu gran ojo sin alma;
                                    pero así la noche al fin
                                    halla en mí el duro carbón
                                    que no podrá disolver,
                                    y al corazón seco vuelve,
                                    sombría y fresca, la savia
                                    que blanca le sorbió el día.-  


SOUVENIR

A solas en mi cuarto
busco en la oscuridad
un eco de tu nombre
estoy de pie desnudo
Camino y siento esto
adentrarme desnudo en una sombra
acogedora y ávida y a eso
yo lo he llamado siempre con tu nombre.-


                                                                 Tomás Segovia

Imágenes: pinturas del italiano Amedeo Modigliani (1884-1920). Obras: "Retrato de Chain", "Madam Pompidour", "Retrato de su esposa" y "Mujer recostada".






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Quique Lucio

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