"Esa era.
Sus manos nacían al lado de cada cosa
y de cada flor"
PUERTO poesía de Álvaro Cunqueiro
Sol:
Cinco ventanas colgadas
de la misma alba rosa:
vivas,
intactas,
desnudas,
con anhelos de manos,
como espejos de mástiles.
Sombra:
Cinco ventanas colgadas
de la misma alma turbia:
calladas,
llanas,
duras,
sin afanes de presencia,
sin afanes de huida.
Siempre:
Cinco ventanas: sólo.-
POEMA 4
Ella andaba al lado de su ventana, ¡tan cursi!
que tenía naranjas verdes y un abanico con pájaros.
-¿Qué vidrio nació en aquella gotera que toda la música
le suena a vals?
Ella tenía un alma sensilla llena de puntas de dedos
y en el blanco de los ojos llevaba un horizonte de tangos
de acordeón.
Ella estaba enamorada.-
POEMA 5
En medio de su pecho los veleros habían armado una red tímida
que tenía una voz llena de lámparas y eclipses
y un párpado tejido para los vientos.
Ella seguía siendo universal y nítida.
Una garganta llena de distancias
era la flauta que encantaba los ecos olvidados en el fondo de las
corrientes marinas,
penetrada de cauces desde las islas negras de sus ojos.
Ella estaba lejos de todo. Todo estaba al lado suyo.-
POEMA 6
Ella vestía los trajes cortos de la primavera.
Andaba con paso de ribera o torso yacente
dejando caer los brazos por entero a lo largo
de sus manos más
imprevistas.
Alumna desprendida del aire
la mañana llevaba su color igual
que los vidrios la llevan a ella.
Ella seguía enamorada.-
NOVIAZGO
Noche azul de silencio
esquina de sí misma
oída por las amables
galerías de la luna.
Nadie piensa la lejana
melancolía tibia
de los espejos de luto
de tus ojos primeros.
Creciste como mansa
angustia de vidriados
alambre sin respuesta
de tu sexo solícito.
De una luz naufragada
entre rosales verdes
hiciste quince años
-Un abanico con pájaros.
La noche que no desciende
te vuelve a nosotros ahora
como puente sin río
o ventana en tierra firme.
Una estampa de sueño
tu fábula ahoga
desnudos tus cabellos
de antigua novia nueva.-
ELEGÍA
Yo temía por su sonrisa.
Ella era aquella profundamente meditativa
a la que todo le nacía de los ojos
a la que nada le nacía de los ojos.
Sabía su sino por experiencia
y esto le había dado una melancolía graciosa de
ángel herido.
Ella era aquella que quería que yo le guardase
el secreto
de como todo le nacía de los ojos
de como nada le nacía de los ojos.-
Álvaro Cunqueiro
Imágenes: pinturas de William Henry Margetson (Inglaterra, 1861-1940)
Que melancolía tan poética...
ResponderEliminarExcelente
Gracias Titina por tu comentario.
EliminarCoincido totalmente con tu opinión.
Saludos. Quique de Lucio