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viernes, 5 de octubre de 2012

Los violines

                                                     Javier Egea, poeta español nacido en Granada en 1952 y fallecido en la misma ciudad el 29 de julio de 1999 a causa de una profunda depresión. Formó parte de la corriente poética "La otra sentimentalidad", considerado como uno de los más destacados poetas de su generación, participó en numerosas actividades culturales conservando siempre su interés en el campo social.  Fue autor de "Serena luz del viento" (1974), "A boca de parir" (1976), "Troppo Mare" (1980), "Paseo de los tristes" (1982), "La otra sentimentalidad" (1983) y "Raro de luna" (1990).
Egea fue galardonado con los premios "Antonio González de Lema" con su libro "Troppo Mare" y el "Premio Internacional de Poesía Juan Ramón Jiménez". En el 2006, se publicó en forma póstuma su último libro "Los sonetos del diente de oro".


                                  "¿Qué cómo me enamoré?
                                  -No podrán con nosotros, le dije.
                                  Y seguí mi paseo solitario"


TE TRAJERON DE GOLPE LOS VIOLINES    poesía de Javier Egea

Te trajeron de golpe los violines
y eras algo más rubia de lo que yo esperaba
pero bella y letal como veneno.

Y era una especie de traición tu cuerpo.

Mientras ibas tomando mi casa pieza a pieza,
para alcanzar los últimos rincones
te adelgazaste en besos, pasos, ecos.-


POÉTICA

Vino primero frívola -yo niño con ojeras-
y nos puso en los dedos un sueño de esperanza
o alguna perversión: sus velos y su danza
le ceñían las sílabas, los ritmos, las caderas.

Mas quisimos su cuerpo sobre las escombreras
porque también marchase su ropa en la tardanza
de luz y libertad: esa tierna venganza
de llevarla por calles y lunas prisioneras.

Luego nos visitaba con extraños abrigos,
mas se fue desnudando, y yo le sonreía
con la sonrisa nueva de la complicidad.

Porque a pesar de todo nos hicimos amigos
y me mantengo firme gracias a ti, poesía,
pequeño pueblo en armas contra la soledad.-


LO QUE PUEDA CONTAROS

 Lo que pueda contaros
 es todo lo que sé desde el dolor
y eso nunca se inventa.

Porque llegar aquí fue una larga sentina,
un extraño viaje,
una curva de sangre sobre el río,
mientras todo era un grito
y ya se perfilaba resuelto en latigazos
el crepúsculo.

Las historias se cuentan con los ojos del frío
y algún sabor a sal y paso a paso
-lengua y camino-
porque la sangre se nos va despacio,
sin borbotón apenas,
desmadejadamente por los labios.

Las historias se cuentan una vez y se pierden.-


                                    
                                          CUANDO DIJISTE ¡BASTA!

                                     Cuando dijiste ¡basta! era diciembre
                                     y sólo tú templabas el vacío.

                                     Pensé que nada estaba,
                                     que se perdió contigo la llave de la vida.

                                     Después miré a la calle
                                     y era la misma puerta para todos:
                                     la vida no existía.

                                     Desde el mismo cerrojo
                                     la herrumbre del expolio nos miraba.-


                                                     Javier Egea


Imágenes: pinturas del artista contemporáneo belga Pol Ledent (1952) 




quiquedelucio@gmail.com
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