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lunes, 22 de octubre de 2012

En el corazón

                                             José Saramago, novelista, poeta, periodista y dramaturgo portugués nacido en Azinhaga, Santarém, el 16 de noviembre de 1922. Desde joven mantuvo un gran interés por la literatura y en especial la lectura de los clásicos, aunque debió suspender sus estudios por falta de dinero. Colaboró como crítico literario y formó parte de la primera Asociación de Escritores Portugueses. Publicó su primer libro de poemas en 1966 bajo el título "Os poemas passíveis". Tradujo autores como Tolstoi, Maupassant y Baudelaire. Obtuvo a lo largo de su trayectoria numerosos galardones y doctorados Honoris Causa, entre los que sobresale el Premio Nobel de Literatura en 1998. Falleció en Tías, Lanzarote, España en 2010.

                      "No es esa que el pudor un día deja,
                      No es esa que fue espejismo y es engaño.
                      La última puerta es la que importa:
                      Cazador que porfía, caza alcanza"



EN EL CORAZON, QUIZÁ    poesía de José Saramago

En el corazón, quizá, o más exacto:
Una herida rasgada con navaja,
Por donde se va la vida mal gastada,
Con total conciencia nos apuñala.
El desear, el querer, el no bastar,
Equivocada búsqueda de la razón
Que el azar de ser nos justifique,
Es eso lo que duele, quizá en el corazón.-


ESTUDIO DE DESNUDO

Esa línea que nace de tus hombros,
Que se prolonga en brazos, después mano,
Esos círculos tangentes, geminados,
Cuyo centro en cono se resuelve,
Agudamente erguidos hacia los labios
Que ansiosos de los tuyos se desprenden.

Esas dos parábolas que te encierran
En el quebrar ondulado de cintura,
Las calipigias cicloides superpuestas
Al trazo de las columnas invertidas:
Tibios muslos de líneas envolventes,
Torneada espiral que no se extingue.

Esa curva tan suave que dibuja
Sobre tu vientre un arco reposado,
Ese triángulo oscuro que fulgura,
Camino y sello de la puerta de tu cuerpo,
Donde el estudio que de desnudo hago
Se transforma en cuadro terminado.-




                                 HASTA LA CARNE

                                Otros dirán en verso otras razones,
                                Quién sabe si más útiles, más urgentes.
                                Éste no cambió su naturaleza,
                                Suspendida entre dos negociaciones.
                                Ahora, inventar arte y manera
                                De juntar el azar y la certeza,
                                Se lleve en eso, o no, la vida entera.

                                Como quien se muerde las uñas cercenadas.-


LABERINTO

En mí te pierdo, aparición nocturna,
En este bosque de engaños, en esta ausencia,
En la neblina gris de la distancia,
En el largo pasillo de puertas falsas.

De todo se hace nada, y esa nada
De un cuerpo vivo enseguida se puebla,
Como islas del sueño que entre la bruma
Flotan, en la memoria que regresa.

En mí te pierdo, digo, cuando la noche
Sobre la boca viene a colocar el sello
Del enigma que, dicho, resucita
Y se envuelve en los humos del secreto.

En vueltas y revueltas que me ensombrecen,
En el ciego palpar con los ojos abiertos,
¿Cuál es del laberinto la gran puerta,
Dónde el haz de sol, los pasos justos?

En mí te pierdo, insisto, en mí te huyo,
En mí el cristal se funde, se hace pedazos,
Mas cuando el cuerpo cansado se quiebra
En ti me venzo y salvo, en ti me encuentro.-


                                                 
                                               José Saramago


Imágenes: pinturas del artista francés William Adolphe Bouguereau  (La Rochelle, 1825-1905)



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