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lunes, 6 de agosto de 2018

Nuestro silencio

Octavo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza os textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 3.000 escritores, respetando el derecho de autor.






Publicación N° 2.116-


                                                                                                                             Juan García Hoyuelos

Poeta y narrador español, nacido en Basauri (Vizcaya) en diciembre de 1968. Reside en la ciudad de Burgos. Está asociado a las asociaciones lingüísticas. Consello d'a Fabla Aragonesa y Furmientu, de Zamora y está en permanente colaboración con varias organizaciones culturales de País Leonés. Ha publicado, entre otros, "Desde mi otro lado" (2007), con prólogo del crítico literario José Manuel Prado, con este libro participó en la Feria del Libro de Burgos 2007, consiguiendo el segundo puesto en número de ventas; "Se lo dije a la noche" (2011) 69 poemas traducidos a distintos idiomas ibéricos. Figura en la antología "Aquí llama primera del XXI, Poetas de Burgos" (2004), "Huellas" (2005), "La última hoja" (2006), etc.


                                                                                                        "un cajón que abres de la mesilla
                                                                                                         tomó por respuesta,
                                                                                                         en tus manos una hoja escrita
                                                                                                         y una lágrima que cae en ella" 


                                                                                     









NUESTRO SILENCIO

Llamaron los primeros bostezos
del renovado día
en el chirriente postigo
de la vieja ventana:
tú dormías y yo
perdía en tu calma
la prisa que, siempre irritada,
nos empuja con sutiles reproches.

¡Venga!, ¡despierta!, te dije:
déjame ver esos ojos oscuros,
que si brillantes y hermosos
son mientras la luz descansa,
cuán han de deslumbrar los míos,
ahora que la claridad los colores delata.

No contestaste y yo
a tu silencio...tampoco..
¿Qué sueño es aquel que absorbe
tu atención y a su merced te retiene?,
¿qué caprichosas imágenes son
las que te infunden en este diáfano
mundo?

Gira el cuerpo, un sueño
queda de espaldas,
y otro con el guión aprendido, ensaya.
Permanecí absorto ante la tranquilidad
que la noche destiló en tu cara,
sobre el absoluto
de un espacio sobrante
que nuestra respiración,
a tientas, intuía, fracasaba.

¡Venga!, ¡despierta!; déjame
oír tu sonrisa, sí, oírla
surcando ascendente líneas bicéfalas,
e hilar con tu cabello
los besos que, de esperar,
navegan en tu cuerpo dispersos.

No contestaste y yo
a tu silencio...tampoco.



TU MIRADA EN EL MAR

Si estás junto a él,
¿por qué el olor a salitre
roba toda tu atención?,
¿por qué tu mirada es triste,
se pierde hasta donde la bruma
corta con su tijera azul
la tela extendida del mar?

Aquí,
en el mismo lugar
en que nos besamos,
una tempestad
de silencio azota vuestros labios,
llena tu boca de recuerdos.

Si estás junto a él,
¿por qué vuestras sombras
se rompen según mi vista
va alcanzando la cima?,
¿por qué barres mi sombra
con negras ramas de ontina,
unidas a una larga y lenta lágrima,
en donde el mar se ensancha
hasta desprenderse de tu cintura?

Si no estás conmigo,
¿por qué estoy junto a él?-



NOS CRECIERON TANTO LAS ALAS

No me importa confesar
que he dudado de tu amor,
e incluso cuando me dijiste
que ya no me amabas
no creí de nuevo en tus palabras.
No dije nada, nada, sólo
te di un suave beso y en tu boca
mis dudas quedaron atrapadas.

Y dentro de ti, si bien en principio ajenas,
tuyas, muy tuyas fueron, y dudaste
de igual manera que yo lo hice,
dudaste si la piel que en esos momentos
mantenía tus ojos cerrados, era la mía
la que te acariciaba.

Y ahora que esas dudas
están disipadas, desaparecieron
cuando descubrí tu mirada
deshacerse en uno de mis sosegados silencios,
es tarde...¡nos crecieron tanto las alas !,
largas como las de los vencejos,
como son la del viento que intenta
amarrarse con nudos de nubes
a las montañas,
y después de hacer correr el sudor
por la abrupta espalda,
ha de marcharse sin excusas,
vertiendo, eso sí un nómada lamento.

te amo, ahora sé que me amas,
pero ¡nos crecieron tanto las alas!,
que nos impiden hacer nítidas sombras
en el suelo, posarnos en la cornisa
donde escoger un mismo sueño.-





                                                                                                                    Juan García Hoyuelos




Imágenes: Pinturas de Lee Kaula  (Estados Unidos, 1865 - 1957)







quiquedelucio@gmail.com

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