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sábado, 4 de febrero de 2017

Sitio de amor

Sexto año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 1.800 escritores, respetando el derecho de autor.




Publicación N° 1.612-


                                                                                                          Jaime Sabines

Poeta y político mexicano, nacido en Tuxtla Gutiérrez el 25 de marzo de 1926 y fallecido en Ciudad de México el 19 de marzo de 1999. Como escritor fue muy productivo, si bien difundió su poesía desde los 18 años, con "Horal" su primer poemario a partir de 1950 realizó una serie de publicaciones que culminaría pocos años antes de su muerte. Otras obras suyas, son: "La señal" (1951), "Adán y Eva" (1952), "Tarumba" (1956), "Diario semanario y poemas en prosa"(1961), "Poemas sueltos" (1962), "Maltiempo" (1972), etc. En 1982 obtuvo el Premio Elías Sourasky y en 1983 el Premio Nacional de las Letras.


                                                                                                 "Todo se hace en silencio. Como
                                                                                                  se hace la luz dentro del ojo.
                                                                                                  El amor une cuerpos. En silencio
                                                                                                  se van llenando el uno al otro"







SITIO DE AMOR

Sitio de amor, lugar en que he vivido
de lejos, tú, ignorada,
amada que he callado, mirada que no he
visto,
mentira que me dije y no he creído:
en esta hora en que los dos, sin ambos,
a llanto y odio y muerte nos quisimos,
estoy, no sé si estoy, ¡si yo estuviera!,
queriéndote, llorándome, perdido.

(Esta es la última vez que yo te quiero.
                En serio te lo digo.)

Cosas que no conozco, que no he
aprendido,
contigo, ahora, aquí, las he aprendido.

En ti creció mi corazón.
En ti mi angustia se hizo.
Amada, lugar en que descanso,
silencio en que me aflijo.

(Cuando miro tus ojos
    pienso en un hijo.)

Hay horas, horas, horas, en que estás
tan ausente
que todo te lo digo.

Tu corazón a flor de piel, tus manos,
tu sonrisa perdida alrededor de un
grito,
ese tu corazón de nuevo, tan pobre, tan
sencillo,
y ese tu andar buscándome por donde
yo no he ido:

todo eso que tu haces y no haces a veces
es como para estarse peleando contigo.

Niña de los espantos, mi corazón caído,
ya ves, amada niña, que cosas digo.-



TU NOMBRE

Trato de escribir en la oscuridad tu
nombre.
Trato de escriir que te amo.
Trato de decir a oscuras todo esto.
No quiero que nadie se entere,
que nadie me mire a las tres de la
mañana
paseando de un lado a otro de la
estancia,
loco, lleno de ti, enamorado.
Iluminado, ciego, lleno de ti,
derramándote.
Digo tu nombre con todo el silencio de
la noche,
lo grita mi corazón amordazado.
Repito tu nombre, vuelvo a decirlo,
lo digo incansablemente,
y estoy seguro que habrá de amanecer.-



VAMOS A GUARDAR ESTE DÍA

Vamos a guardar este día
entre las horas, para siempre,
el cuarto a oscuras,
Debussy y la lluvia,
tú a mi lado, descansando de amar.
Tu cabellera en que el humo de mi
cigarrillo
flotaba densamente, imantado, como
una mano
acariciando.
Tu espalda como una llanura en el
silencio
y el declive inmóvil de tu costado
en que trataban de levantarse,
como de un sueño, mis besos.

La atmósfera pesada
de encierro, de amor, de fatiga,
con tu corazón de virgen odiándome y
odiándote.
todo ese malestar del sexo ahíto,
esa convalecencia en que nos buscaban
los ojos
a través de la sombra para
reconciliarnos.
Tu gesto de mujer de piedra,
última máscara en que ha pesar de ti te
refugiabas,
domesticaas tu soledad.
Los dos nuevos en el alma,
preguntando por qué.
Y más tarde tu mano apretando la mía,
cayéndose tu cabeza blandamente en
mi pecho,
y mis dedos diciéndole no sé qué cosas
a tu cuello.
Vamos a guardar este día
entre las horas para siempre.-


YO NO LO SÉ DE CIERTO

Yo no lo sé de cierto, pero supongo
que una mujer y un hombre
un día se quieren,
se van quedando solos poco a poco,
algo en su corazón les dice que están
solos,
solos sobre la tierra se penetran,
se van matando el uno al otro.

Cualquier día despiertan, sobre brazos;
piensan entonces que lo saben todo.
Se ven desnudos y lo saben todo.
(Yo no lo sé de cierto. Lo supongo.)-



                                                                                                     Jaime Sabines





Imágenes: Pinturas de Edward Johnson  (Estados Unidos,  1825 - 1896)






quiquedelucio@gmail.com



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