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martes, 1 de noviembre de 2011

Cronopio Mayor

Julio Cortázar explicó en varias ocasiones cómo el nombre cronopio se le había ocurrido por primera vez en el Théatre des Champs-Élysées de París como resultado de una visión fantástica de pequeños globos verdes flotando alrrededor en el semi-vacío teatro. A propósito en sus relatos, evita dar una descripción física precisa de los cronopios y se suele referir a ellos como "seres verdes y húmedos".
En general son representados como criaturas ingenuas, idealistas, desordenadas, sensibles y poco convencionales, en contraste con los "Famas" que son rígidos y organizados; y las "Esperanzas": simples, indolentes y algo ignorantes.
El hecho es que estos símbolos tan propios del juego literario de Cortázar están a punto de cumplir 60 años, porque si bien se popularizaron en su libro "Historia de Cronopios y de Famas", ya antes lo había utilizado, más precisamente en un artículo: "Louis, un enormísimo cronopio", publicado en Buenos Aires Literaria en 1952, comentando un concierto dado por Louis Armstrong. No olvidemos de la fascinación que sentía Cortázar por el jazz, que el mismo practicaba con el saxo.
La artista plástica chilena Eva Holz, dedicó una serie de acrílicos denominada "Cronopios" en homenaje a Julio Cortázar, el Cronopio Mayor. Sus pinturas son las que ilustran esta nota. Dos textos que fueron editados recien después de la muerte del escritor, permaneciendo inéditos hasta el 2009.

ALMUERZOS

En el restaurante de los cronopios pasan estas cosas, a saber que un fama pide con gran concentración un bife con papas fritas, y se queda de una pieza cuando el cronopio camarero le pregunta cuántas papas fritas quiere.
-¿Cómo cuántas?- vocifera el fama-. ¡Usted me trae papas fritas y se acabó, qué joder!
-Es que aquí las servimos de a siete, treinta y dos, o noventa y ocho- explica el cronopio.
El fama medita un momento, y el resultado de su meditación consiste en decirle al cronopio:
-Vea, mi amigo, váyase al carajo.
Para inmensa sorpresa del fama, el cronopio obedece instantáneamente, es decir que desaparece como si se lo hubiera bebido el viento. Por supuesto el fama no llegará a saber jamás dónde queda el tal carajo, y el cronopio probablemente tampoco, pero en todo caso el almuerzo dista de ser un éxito.-

VIALIDAD

Un pobre cronopio va en su automóvil y al llegar a una esquina le fallan los frenos y choca contra otro auto. Un vigilante se acerca terriblemente y saca una libreta con tapas azules.
-¿No sabe menejar, usted?- grita el vigilante.
El cronopio lo mira un momento, y luego pregunta:
-¿Usted quién es?
El vigilante se queda duro, echa una ojeada a su uniforme como para convencerse de que no hay error.
-¿Cómo que quién soy? ¿No ve quién soy?
-Yo veo un uniforme de vigilante- explica el cronopio muy afligido-. Usted está dentro del uniforme pero el uiforme no me dice quién es usted.
El vigilante levanta la mano para pegarle, pero en la mano tiene la libreta y en la otra mano el lápiz, de manera que no le pega y se va adelante a copiar el número de la chapa. El cronopio está muy afligido y quisiera no haber chocado, porque ahora le seguirán haciendo preguntas y él no podrá contestarlas ya que no sabe quién se las hace y entre desconocidos uno no puede entenderse.-

                                           Julio Cortázar

Textos del libro "Papeles Inesperados", Editorial Alfaguara , inéditos hasta abril del 2009.
Imágenes, pinturas de Eva Holz: "El abrazo del cronopio", "Cronopios en la vida" y "Cronopio Mayor"

quiquedelucio@gmail.com
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