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viernes, 25 de noviembre de 2011

Una lógica inesperada

Se sabe que la minificción debe ser ingeniosa, cuando el lector capta un alarde de ingenio en esa brevedad que propone el escritor, sonríe con satisfacción. Pero el intento de ese lúcido instante es, por lo general, lúdico y desacralizador, a veces nos hace reflexionar con un insospechado punto de vista, o nos obliga a re-examinar un concepto pasivamente aceptado. Lo importante en la práctica de este género de textos es la estrategia utilizada para lograr en muy pocas palabras, el efecto sorpresivo que le da entidad. Además, los escritores de microrrelatos tienen en general algo de rebeldes y gozan de pensar por sí mismos, por caminos no trillados. Hoy, les propongo ocho minirrelatos de autores conocidos, con ilustraciones de la pintura minimalista del estadounidense Barnett Newman, acaso en la plástica, por su economía de recursos, lo más similar a un breve relato literario. Una lógica inesperada en el caso de Raúl Brasca:

"Me abandoné a la placidez del sueño y, cuando regresé a la
vigilia, me vi empapado y temblando de miedo. Me perdí detrás de una mujer, y cuando me di cuenta, estaba desnudo y sin un centavo. Me dejé flotar en el vaivén de las olas, y cuando volví en mí, me hacían respiración artificial. Definitivamente, no puedo dejarme solo:"

Uno de Julio Otxoa:

"El perro riñe al gato, el gato al ratón, el ratón a la musaraña, la musaraña a la araña, la araña a la mosca, la mosca a la hormiga, la hormiga a la pulga, pero la pulga, como es tan pequeña, no tiene nadie más pequeño a quien pelear, así que, indignada, prepara la revolución para derrocar al perro."

Uno de Andrés Rivero:

"Decía que amaba tanto a su esposo que tenía que engañarlo con otros hombres; uno, para probarse a sí misma todo lo que quería al marido; dos, para destrozarle la ilusión a esos que algún día podrían rivalizar con su conyuge."

Uno de Fabian Vigne:

"Me desperté a las tres de la madrugada sobresaltado, bañado en sangre, con un puñal clavado en el medio de mi pecho. ¡Menos mal! -me dije- es sólo una realidad y seguí durmiendo."

Uno de Gabriel Jiménez Emán:

"Había confundido tanto la vigilia con el sueño que antes de acostarse clavaba con un alfiler cerca de su cama un papelito que decía: Recordar que mañana debo levantarme temprano".

Uno de Luis Felipe Fernández:

"Al convertirse en hermoso cisne, el patito feo comprendió que su madre había sido adúltera".

Uno de Alfredo Armas Alfonso:

"Engracia Magna Pastora Toribia Rafaela le pusieron a la hora del bautismo, y no crecía. Mamá lo atribuía a la carga de tanto nombre".

Concluímos con el mismo autor que empezamos, Raul Brasca:

"A ella le gusta el amor. A mí no. A mí me gusta ella, incluido, claro está, su gusto por el amor. Yo no le doy amor. Le doy pasión envuelta en palabras, muchas palabras. Ella se engaña, cree que es amor y le gusta; ama al impostor que hay en mí. Yo no la amo y no me engaño con apariencias, no la amo a ella. Lo nuestro es algo muy corriente: los dos perseveramos juntos por obra de un sentimiento equívoco y de otro equivocado. Somos felices".

Obra consultada: "Breviario de cuentos breves latinoamericanos" de Juan Armando Epple, Revista Iberoamericana de Bibliografía y "Cuento en red" (Teoría) de Dolores Koch.



Imágenes: Pinturas del artista estadounidense Barnett Newman (1905-1970), del minimalismo dentro del expresionismo abstracto. Sin título y "¿Quién le teme al Rojo, Amarillo y Azul?"



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