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viernes, 22 de junio de 2018

Ese cuadro

Octavo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 3.000 escritores, respetando el derecho de autor.







Publicación N° 2.075-




                                                                                                                         Carmiña Navia Velasco

Poeta, investigadora y gestora cultural de Colombia, nacida en Palmira (Valle de Cauca) en 1948. Estudió Literatura en la Universidad del Valle y complementó sus estudios con una especialización en Lengua y Literatura Española en el Instituto Iberoamericano de Cooperación. Es cofundadora de la Casa Cultural Tejiendo Sonoridares de Cali. Ha escrito, entre otros libros, "La niebla camina en la ciudad" (1975), "La mujer en la Biblia: Opresión y liberación" (1994), "La mujer: Protagonista de la narrativa colombiana" (1992), "Mario Benedetti: Una aproximación crítica" (1983), "Caminando" (Poesía, 1980), "Senderos en destello" (Poesía, 2004), "El fulgor misterioso" (2003), "La poesía y el lenguaje religioso" (1995), "Poetas Latinoamericanos-Antología Crítica" (2009), etc.


                                                                   "En el vacío inmenso del universo estaba mi vacío.
                                                                    El agua estaba rota. Mi vida deambulaba por las calles,
                                                                    entre a sombra inerte de anocheceres fríos. Todo era 
                                                                     hueco, era la hora cero de un destino perdido" 











ESE CUADRO ME GUSTA

Hoy he visto ese cuadro, me gusta.
Te recuerdo.
Recuerdo ese paseo entre los pinos
con el cañón enfrente,
el día que subimos a una vaca
y que volvimos juntos a mi infancia,
a mi infancia sin vacas, sin caballos,
sin mitos,
a mi infancia vacía de recuerdos.
Tú caminabas
con el suéter caído
y me llegabas.
Tu abrazo fue una vez como los hilos
que me tenían el mundo,
tu caricia
como gotas de lluvia
sobre un cuerpo con hambre,
sobre un cuerpo con sed.
Te quise
y te recuerdo...
Ese cuadro me gusta,
eso es todo, como dice Neruda.-



DIEZ DE LA NOCHE VIERNES

Cuatro cervezas en la mesa
la muchacha en la esquina
la cháchara se rompe y cada vientre busca
su vacío,
la nota distorsiona
y la voz de Gardel sigue siendo telón.
El bus recorre y llueve.
Las estrellas se caen
y en silencio las mesas de los
bares las recogen
la pandilla sentada en el andén
el niño roto;
el amor se lo tragó la alcantarilla en esa noche
junto con el salario del obrero
y la mierda del dueño de las máquinas
el bus recorre y llueve.-



MIS PALABRAS

En el sombreado espacio de mi alcoba
me encontré mis palabras
largamente perdidas, añoradas,
búsqueda inútil de aguaceros tantos.
Tenían el sabor fresco
de un nombre recién hecho,
el aire de una mañana mejor,
la limpidez del agua de montaña.
Tenían la caricia
de un camino encontrado,
tenían la frescura que tiene
un nuevo amor.-



EN EL RETIRO

El aire fresco
de un junio madrileño
me recorre los brazos
y las venas,
el aire casi frío
aligera mis horas
revuelve los cabellos,
remansa los azares.
El azul cielo
habita el horizonte,
los libros me cobijan
y también sus palabras
sus imágenes.
La fuerza de la vida
se mete en los alvéolos
se transmuta en los ojos
y en el amor ensueño.
Un junio madrileño
en el Retiro.-



GÉNESIS

Nuestras manos se unieron.
Mi ser descubrió el tuyo,
tu vida fue pasándose a mis venas
en un recorrer nítido
cuya corriente nada la detuvo.
La fuerza del encuentro se hizo forma y fue respuesta.
Tu mundo dio a mi mundo el calor
y la lumbre suficientes para que los temores
se perdieran
Chocaron los temores en las rocas y ambos se destruyeron.
Y tu cariño llenó el hueco.
Y destruyó el vacío de mi vida, limpiando mi destino.
Y tus palabras dieron una respuesta a cada hora mía.
Acallaron la súplica.
Reunieron en ti, mi soledad.
Y tu ser hizo al mío una promesa.
Y fue cumplida.
Y mi ser se entregó. Y fue el amor.
La acogida sincera. Y una entrega sin límites.
El silencio expresó
nuestras formas. Y hubo encuentro.-




                                                                                                                    Carmiña Navia Velasco



Imágenes: Pinturas de Ana Portillo (contemporánea)






quiquedelucio@gmail.com

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