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domingo, 22 de abril de 2012

Compañera

               "Sólo los vencedores del olvido,
                los que no besan nunca, los que callan
                entre puertas del llanto y de la muerte
                ellos tan sólo aguantan encendido
                su corazón, mientras que a mí me estallan
                las venas en relámpagos, sin verte"


COMPAÑERA          Poesía de Eladio Cabañero  

Amanece una vez más cerca del río; venía un ciervo tuyo
con la bella cabeza hecha un desorden,
miré y calmabas
los recipientes del sol.
Espadas del otoño
y el sereno limón de tu ventana,
retaron mi corazón fiado en su ternura.
Tapia que gana el empujón del viento,
fui vencido. Quedé solo en la noche,
quedé mirando el mar a tientas
de mi alma.

Apenas sé tu nombre, si estás lejos,
apenas si te escribo, si te refiero
y amo.

Te quiero siempre esposa reducida
para decir "mi compañera,
con tus lastres más íntimos me hundes,
la señal de la siembra hacen tus manos
cuando toco tu cuerpo;
frente a la vida estamos;
difícil alpinismo en esta historia"

Qué levantada gracia estar contigo,
compañera,
de ti depende que la luz sea clara.
Por un subir de montes a diario
voy
ajeno a los romeros para verte.
Bien sé lo que te quiero:
ciego condecorado en los dos ojos,
más humano que un pájaro con frío;
a la vida me eché para quererte,
a la vida me eché como quien roba
oro para la imagen más querida.
Hay que tener más rabia que un bandido,
más horror que un suicida
y más furia que el mar,
ser
más frío y más pacífico que el hielo
para tenerte cerca y no apurarte
como un sorbo de agua.
Se conmemora en piedras el olvido,
es demasiado el tiempo para el que ama.
Cuando un amante se retira o muere
y alguien quema unas cartas
que se pusieron amarillas pronto,
a la cuarta pregunta nos quedamos
un poco más que polvo para el viento.

A la desesperada
luchan la muerte y los enfermos pobres.
Aquí avizoro,
el descampado aguanto
como el frutal debajo del pedrisco:
Tú allá cruzas el pueblo
morena clara y rápida,
dejándote vivir y siendo hermosa
para que el agua de mi fiebre suba,
para que se me aumente el corazón,
quizá para que muera.-

(de "Una señal de amor", 1958)

Eladio Cabañero: (Tomelloso 1930-Madrid 2000). Poeta español.
Su padre, militante socialista y presidente de la Casa del Pueblo, fue fusilado tras la guerra civil, en 1940. De condición muy humilde y autodidacta íntegro, le dió a la poesía española toda la riqueza del vocabulario y la vitalidad de la región de La Mancha en cuyas llanura trabajó como aprendiz de albañil. En 1965 se trasladó a Madrid y publicó su primer libro "Desde el sol y la anchura" ayudado econimicamente por el Ayuntamiento de su pueblo. En 1958 obtuvo el Premio Adonis con "Una señal de amor". En 1963 fue su consagración al recibir el Premio Nacional de Literatura por "Marisa Sabia".
En 1971 obtuvo el Premio de la Crítica por la
recopilación de su obra. Fue premiado también
en Albacete y Barcelona. Cabañero es considerado
uno de los más importantes poetas de la generación
del cincuenta. Su obra canta con ternura el paisaje y las gentes de su Tomesello natal con un emocionado lirismo al tiempo que desarrolla otros temas como el amor, la soledad, la queja ante la injusticia.
La Fundación March le concedió una pensión literaria hasta su muerte, ocurrida en Madrid en el año 2000.


TIEMPO ARRIBA

¿Cómo podrías estar querida Marisa Sabia,
sufriendo con tus ojos todo el día
tanto torvo mural, volada reja,
-comiendo como un pájaro en la nieve-
sonriendo y haciendo que no has visto
tanta pared gritando: "prohibida
la vida", sí, la gran envenenada?

¿Cómo sucede así, querida mía,
sin que quiebren las cosas más hermosas,
sin que el mar caiga al punto en la ruina,
el pan no sea ya el pan, la luz se seque,
y ya no muera o de repente tome
un camino y no sepas de mí nunca?


                                                           Eladio Cabañero

Imágenes: pinturas del artista plástico español Pablo Picasso, de su época cubista.




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