Vistas de página en total

viernes, 7 de septiembre de 2018

Estrictamente amor

Octavo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 3.000 escritores, respetando el derecho de autor.







Publicación N° 2.149-



                                                                                                                                   Olga Lidia Pérez

Poeta, narradora y traductora de Cuba, nacida en marzo de 1959. Graduada en Licenciatura en Lengua y Literatura Francesa por la Universidad de La Habana. Trabaja como periodista en Radio Ciudad de La Habana. Es miembro del grupo poético Aladécima. Ha publicado, entre otros, los poemarios: "En Jarahueca" (México, 1999), "Con diez pinceles" (2006), "Cuentan que fue un jardinero" (2008), et. Poemas, cuentos y artículos suyos han sido publicados en antologías, diarios y revistas literarias de Cuba, México, Venezuela, Chile y Argentina. Desde 1997 participa como Coordinadora General del comité organizador de las bienales "Identidad", que se desarrollan en La Habana, Jarahueca y Nueva Gerona.



                                                                                             "La ventana - me dijo- es una trampa,
                                                                                               uno puede creer que es la frontera entre
                                                                                               la soledad y el mundo, esa infinita
                                                                                               dimensión para quedarnos en nosotros"












ESTRICTAMENTE AMOR

Iván es un muchacho organizado y yo lo amé.
Supo archivar cronológicamente el desorden
atroz de las tareas del alma;
enumeró mis memorias y esos residuos que
fueron quedando de los sueños,
y que en soledad
son mi refugio contra la quietud del desamparo.
Iván desempolvó todas mis huellas y las sembró,
una tras otra, en los jardines del vecindario
para que cada quien probara el olor de mi existencia,
para que no me quedara reducida a
mi nombre o a un golpe de rutina.
Iván distribuyó sus días por mi cuerpo,
a cada espacio de mi piel asignó un códice elegido
por sus astros y luego descifró los signos
porque el amor, pensaba, hay que leerlo partícula a partícula
como s fueras a ordenar la brevedad del tiempo
o a descubrir definitivamente el uso de la fe.
Iván inventó el mapa de mi sexo y podía
dibujarlo en cualquier estación del año
sin perder la ruta definitiva
u olvidar la más insignificante coordenada
porque a la luz, pensaba, hay que trazarle los caminos
para que anide en el poniente.
Iván era un muchacho que anotó en la bitácora
cada sacudida del oleaje,
cada estremecimiento de las velas,
cada crujir ante el empuje del viento en el océano
para dejar constancia de nuestra expedición
a la raíz del universo;
era un muchacho que soñó con trazar
los vórtices del ansia,
con mantener en orden los extraños derroteros
del amanecer
para evitarnos, creo, el extravío,
pero Iván nunca pudo entender las explosiones
inusitadas del corazón,
sus desafueros o las catástrofes
y tras ellos huí
casi con nada
buscando otra verdad
para seguir amándolo
desesperadamente desde el recuerdo.-



 A TRASLUZ

Cuando entré sin disfraz al baile de máscaras,
nadie me reconoció;
recorrí el salón desnuda, casi transparente,
pero pasé inadvertida;
hablé con palabras que estremecen
las piedras elementales
más los oídos habían tapiado sus accesos;
arranqué las caretas más cercanas,
pero los rostros se disolvieron en la muchedumbre.
Intenté huir,
y ya en el umbral,
alguien puso un antifaz en mis manos.-



TARDE QUE MARCA LA EXACTITUD DEL TIEMPO

Por las barricadas ardientes y humeantes,
yo festejé el tiempo de nosotros,
para poder mirarnos con el amor repleto
para rodar hasta este lente que nos detuvo
y nos creció;
festejé la mirada aguardándome a mediados de año
con la memoria a horcajadas sobre los sueños,
tan nuestros como esta tarde en que festejo
la eternidad contigo,
contigo a lo ancho de mi pasión ilesa,
por las ciudades pobladas de ti,
por las plazas repletas de ti,
por las montañas húmedas de ti,
por ti y contigo
desesperadamente,
en el volcán más tierno de tu cuerpo,
en cada huella recóndita,
en las grietas desnudas de tu carne
festejo tu existencia,
todo fértil relámpago
y el mundo.-




                                                                                                                                      Olga Lidia Pérez



Imágenes: Pinturas de James Gordon  (Inglaterra, 1845 - 1932)






quiquedelucio@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario