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viernes, 10 de junio de 2016

El vuelo

Sexto año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 1.300 escritores, respetando el derecho de autor.


Publicación N° 1.385-


                                                                                                      Oscar Cortés Tapia

Poeta y narrador de México, nacido en Chilpancingo, Guerrero, en 1960. Es Licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UNAM y estudió la Maestría en Letras mexicanas. Entre sus libros de poesía están, entre otros, "Voces como silencio" (1995), "Tierra de palabras" (1996), "Cuaderno de iluminar ausencias" (1997), "La misma pluma" (1998), "Elogio de El Santo y otros poemas" ((2001), "Elogio de lo baladí" (2004), "Las hijas pródigas" (2011), etc. En el año 2012 ganó el Certamen de Poesía Demiurgo convocado por la editorial Valentia Autores, de España y en 2013 la Universidad del Valle de México le otorga el Premio Lince de Oro.


                                                                                            "En medio de nuestra angustia,
                                                                                             más vasta que la noche,
                                                                                             la hora del arma que apunta a la ciudad
                                                                                             te vestía con la rara estirpe del héroe"   
      






ELOGIO DEL VUELO ENCLAUSTRADO

Estas manos
no firman decretos
no cultivan rosas
no dirigen naciones
no amasan harina
no levantan muros
no matan tiranos
no arreglan relojes

Y las amo
Ellas tañen a la Necesaria
arrancan de su garganta sedas guturales
con papilas imposibles la catan de punta a punto final
y en el colmo de la magia
transforman sus ojos en avellas líquidas

Las amo también
por otros prodigios

Frente al liso dominio de la pared
conducen animales oscuros, domésticos
hacia un Arca de Noé que no sabe de caídas

Su muda semántica de la misma carne
al retorno
al presente
lo cercano

En la noche de mi habitación
atrapan la tenue luz de una plegaria
La ciudad y sus filos
se asoman humillados
y giran alrededor del breve sol

Hay momentos en que estas manos
destinadas a concluir mis muñecas
se convierten en puños de alegría
y el ademán las enclaustra

Su genética es de alas
Deberían volar.-


REGRESO

Tan leve,
tan simple mi madre:
trascendental
como hoja de limón,
como salmodia del palomar.

Qué rasposa su ternura.
Qué gran óxido su sombra.
Qué de ausencias.

Ah, la paradoja tiene cinco letras.

En su aire de jacaranda agotada
encuentro la fogata de otras horas,
de otras verdades.

Deseo el regreso definitivo:
que su vientre
ya muerto
sea mi tumba.-



SOMBRAS

Abajo: la calle.
Las sombras danzan.

Cierro los ojos
Danzan junto a mí.

Abro los ojos

¿Qué desierta música,
oh, hermanas casuales,
me roba las piernas,
me roba los brazos?.-



ESPEJO

Cansado de copiar
el rincón exacto, eterno,
se desabotona
la lisa memoria de azogue.
Abre un cajón del ropero,
la guarda.

Con bostezos
se mete en la cama.
Una y otra, muchas
alas profundas lo cubren:
es el sueño
sin imágenes.-

II

Sin parpadear
la luna llena del ropero
aluza la noche ciega.

¡Ah, justicia antiquísima!

Ojo por ojo,
luna por luna.-


RELOJ

Gota a gota
vacías
nuestras vidas.

Gota a gota...
Gota a gota...
Gota a gota...


II
´
¿Qué pañuelo del adiós
enjugará el océano
de la sonora lagrima?.-



LA HORA

A la hora del colibrí,
que a las flores musita adagos
contra la gravedad,
mi madre cose un vestido blanco
para la Noche de Año Nuevo
al tiempo de su labor
trae voces amarillentas,
rostros arrinconados:
polvosas ramas de la sangre

Ocurre
en sus palabras,
en sus manos
avanza la ira
a paso de cuchillo, A paso de fuego

A la hora del ciempiés,
que cruza el puente de la tarde,
mi madre arroja el doble filo de su corazón
a la nuca del incendio

A la hora del murciélago,
que hilvana giros en el amate,
mi madre termina el vestido

Hay silencio en sus ojos,
un hondo silencio,
y la casa
-lo que de ella queda-
lentamente
se alza de los rescoldos.-



                                                                                                   Oscar Cortés Tapia



Imágenes: Pinturas de la artista Antonietta Varallo.





quiquedelucio@gmail.com

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