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martes, 7 de julio de 2015

Ya lo sé

Quinto año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a los acedores, respetando el derecho de autor.



                                                                                     Rafael Moriel

Poeta y novelista español, nacido en Vitoria-Gasteiz en 1968. Miembro fundador y director de la revista literaria "La Botica" desde el año 2000, con una tirada semestral de 3.500 ejemplares. Ha publicado los libros: "Relatos para la imaginación", "Accidente en la fábrica de chorizos", "Cartas a mi amiga muerta", "Poemas del amor loco", "Poemas desde la contemplación", etc. Premiado en certámenes literarios ha participado de las antologías:  "El más allá y otros relatos" , "Tene Lehiaketa 2000" , "Cinco voces", etc.

                                                                                      "Has dormido esta noche
                                                                                       abrazada a mi pecho
                                                                                       y desvelado,
                                                                                       permanecí en silencio
                                                                                       observándote bien quieto
                                                                                       para no quebrar tu aire"






YA LO SÉ

Ya sé
que me encierro
y ermito,
reniego de auxilio
e incluso puedo parecer menos
asequible a cada momento.

Ya sé que cuando me enfocan
se me cambia el rostro y
salgo mal en la foto.

Ya sé que soy
insobornable,
nada comercial...
me ultrajo en ocasiones
e incluso creo molestar.

Ya lo sé, aunque mantenga una cierta arrogancia
más digna de un
genuino romanticismo
que de una histérica sobreestima.

Ya sé que no llamo y
olvido fechas, fiestas y cumpleaños.

Ya sé
de mi talante
arrollado y
circunspecto,
cabezota
y rumiante.

Ya sé
que tengo dificultades
para asumir el protagonismo
y estoy más guapo si
sonrío.

Ya lo sé, aunque mantenga una cierta arrogancia
más digna de un
genuino romanticismo
que de una histérica sobreestima.

Ya sé
que mi rostro es un espejo
y busco
entre los ojos de la gente;
no miro al público
y
me muevo sin gracia
cuando recito.

Ya sé
que mi voz suena agradable
y me interesa más el fondo que la forma,
...que perdí
buenas oportunidades.

Ya sé,
que me quejo con frecuencia,
salgo poco
y me esfumo.

Ya lo sé,
que soy frágil y sensible,
aposté con mujeres fatales
a las causas perdidas.

Ya sé
que odio el fútbol
y los cuarenta principales,
que muevo mis ojos
grandes
y contemplo,
hincando mi empeño escribiendo libros
que no publico.

Ya lo sé, aunque mantenga una cierta arrogancia
más digna de un
genuino romanticismo
que de una histérica sobreestima.-


NIÑOS CORRIENDO

Estuve en el parque,
rente al ocaso de una tarde soleada.

La fuente propulsaba su chorro,
que descendía en gruesas gotas, redondas y brillantes
entre el fulgor de los rayos solares.

Mi sobrina le habá puesto un "churi"
a mi perrita, Lola,
que correteaba, preciosa, entre un grupo de niñas
y dos muchachas se hicieron fotos
acariciando a un perro junto a la fuente.

Yo fumaba,
mirando descender el chorro
sobre la piscina, circular, azulada.

Me dediqué un rato a jugar,
"pillando" a mi sobrina y a las
niñas,
entre los columpios,
siempre me tocaba "pillar" a mí,
interpretando al payaso tonto
pues esa era la gracia.

Había un bocadillo en el suelo
y las niñas ofrecían sus pedazos a Lola,
forcejeando entre sí por guiarla de la correa.
Después se metieron en un túnel
de arbustos y tupida
vegetación
con diferentes accesos;
repitieron varias veces
asomando por cualquier lado...
Les gustaba atravesarlo con Lola de la correa,
riendo y vociferando la tenían entre varias,
mereándola,
con pedazos de bocadillo entre sus manos.

Y hubo un instante
retirado,
observando el parque con su fuente,
en el que creí entender
que todo cuanto
englobara un poema,
su nobleza e intención reveladora,
delación y sentimiento,
la propia realidad humana
definitivamente se sucede en la risa de los niños
correteando,
retozándose en el esplendor de la tarde.

Niños que como yo, dejarán de serlo,
observando el chorro de una fuente
fumando cigarrillos.-


                                     
                                                                                            Rafael Muriel


Imágenes: Pinturas de Alexander Jhon White  (Estados Unidos)





   quiquedelucio@gmail.com                                                  

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