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viernes, 20 de octubre de 2017

Llueve

Séptimo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza ls textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 2.000 escritores, respetando el derecho de autor.




Publicación N° 1.831-



                                                                                                                           Ana Montojo Micó

Poeta y narradora española, nacida el 7 de mayo de 1949, en Madrid. En 1998 ganó el Premio de Poesía de Mijeres "Carmen Conde" del Ayuntamiento de Majadahonda con el poema "Cuando vuelva". Finalista del Premio de Poesía "Juan Valle Hallen" del Ayuntamiento de Torrelodones. Ha participado de una decena de antologías, páginas y suplementos literarios. Formó parte durante tres años  del taller de poesía coordinado por Enrique Gracia. Es correctora de textos profesional como free-lance.


                                                                                           "bailan los árboles un ritmo melancólico
                                                                                             de revuelos en verde y amarillo.
                                                                                             Lástima que la lluvia
                                                                                             les ponga perdidos los volantes"










LLUEVE

Llueve, llueve sin tregua,
por una vez parece que va en serio;
lloverá sin parar
hasta que no penetre en la conciencia
ningún rayo de sol,
hasta que los deseos se disuelvan
en el suelo encharcado de mi parque
donde se miran los columpios.

Hasta que ya no quede
ni un lunar en tu cuerpo sin mojarse
y regreses a casa chorreando.-


***

Cuando al amor le da por suicidarse
no hay quien sea capaz de detenerlo;
y de pronto se congelan los abrazos
y queman las palabras de ayer mismo.

Regresan los sicarios del orgullo
desde un negro reducto masoquista,
a destruir la cándida inconsciencia,
de querernos sin turnos de preguntas
cuando éramos idiotas como niños.

Ahora que hemos crecido y somos listos,
no nos engaña nadie; nos protege
nuestro propio demonio de la guarda
de cualquier tentación de ser felices
para poder dormir, plácidamente,
sobre la tibia almohada del fracaso.-


***

Pesa la tarde,
las hojas ya no pueden con su alma
sin un soplo de aire que las mueva;
los minutos corren con parsimonia
y se me caen los párpados
esperando que vuelvas.

Cuando llegues
no sé si seré yo la que te aguarde
o me habré convertido en árbol seco,
sin fruto de palabras ni de abrazos;
quizá esta calma chicha
pueda acabar conmigo.

Sólo pido
que de una vez estalle la tormenta
y nos deje desnudos y de frente,
empapados y limpios,
que nos lave la culpa
o acaso nos arrase sin remedio.-


***

Te lo regalo todo.
La mañana sin horas
y la gota de escarcha que persigo
por el cristal helado

El gorrión insolente que se empeña
en volver a inventar la primavera
cuando febrero engaña a los almendros.

Te regalo este día
que se abre a mis sentidos
aunque sé que hoy tampoco
lograré seducirle.

Te regalo la noche interminable
y el alba sin tu cuerpo
declarándose en huelga a mi costado.

La música que habita mi silencio,
los fantasmas que pueblan mis rincones,
la edad que me recorre todo el cuerpo,
lo que soy, la que fui, la que no seré nunca.

No se me ocurre nada mejor con que comprarte.
Nada más codiciable que el otoño
que no me hiela aún la piel del alma.-


***

Hoy creo recordar que me gustaba
enredar con los dedos en tu pelo
sin embargo
no sé si era verdad
el ritmo de tu aliento,
si tus ropas olían a tabaco,
si tus piernas tenían la curiosa costumbre
de pegarse a las mías al quedarte dormido,
si existió alguna vez
la exacta geografía de tu espalda,
si el hueco de tu hombro se ajustaba
igual que n molde a mi perfil derecho.

Es que mi piel recuerda los detalles
pero ignora tu nombre.-


***

Ignoro en qué momento
comencé a perder pie donde pisaba,
cuándo me transformé
en la mujer que anda algunos pasos
por delante de mí,
sin volver la cabeza.
Ya no puedo alcanzarla.

La que fui no regresa
y la que soy a veces corre tanto
que se me escapa.

Y me quedo perdida, tan lejos de las dos,
equidistante,
confiando en que acojas
a la que junto a ti llegue en mi nombre.-



                                                                   
                                                                                                       Ana Montojo Micó 





Imágenes: Pinturas de Iryna Yermolova  (Rusia, contemporánea)







quiquedelucio@gmail.com

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