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viernes, 27 de octubre de 2017

Las barcas


Séptimo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 2.000 escritores, respetando el derecho de autor.




Publicación N° 1.838-


                                                                                                                             Benjamín León


Poeta de Chile, nacido en La Serena, en 1974. Profesor de Español y Filosofía. Ha publicado, entre otros, "Tankas de pájaros" (2008), "La luz de los metales" (2009), "Para no morir " (2012), "Canciones para animales ciegos" (2013), etc. Ganó el XII Premio Internacional de Poesía Flor de Jara (2009), el XI Concurso Nacional de Poesía Juegos Florales de Vicuña (2009), el Premio Federico Varela (2014) y otros. Parte de su poesía fue editada en diversas antologías  y suplementos culturales nacionales y extranjeros.



                                                                                       "Pájaros, forma de haber amado lo volátil
                                                                                         de la noche y la imposible huella del
                                                                                         rocío, hebra de inextinguible cauce sobre
                                                                                         el cuerpo que alimenta la sed y la ilusión" 











LA UTILIDAD DE LAS BARCAS

Fraguar el mundo. Cruzar lo inmóvil de la tarde
que rápida atraviesa tu cintura. Enumerar los ríos
y suponerse pérdida o metal
que ronda en los imanes o en los bosques,
después de haber cesado.
Oír el exterminio de los frutos:
la multitud que escribe
la infancia y el fulgor, sus únicas heridas,
que forman la heredad y la espesura.
Surgir de la impureza,
abrir el manantial hasta que incendie
el cuerpo del amor recién cantado.-



SONETO DE AMOR CARNAL

Con tacto y con locura te rodeo,
cuerpo desnudo, cuerpo obsceno, mío,
savia genital contra el propio lecho
que busca acelerado que lo tome.
Que dentro de tu cuerpo soy la piel,
que dentro de tu boca soy el aire,
que muerdo cuando muerdo tus deseos
y enciendes las espaldas en suspiros.
Diva fresca, ciudad de lengua tibia,
disturbio destinado entre tu cuerpo,
yo solo veo amor sobre él.
Detengo en las dichas los papeles;
confusos desde el vientre del amor
y somos del olor, la madrugada.-



PAISAJE FINAL

Hoy seré el viajero en tu paisaje
el leve despertar dentro del nicho.
Pálida la frente,
ojos dolor del mundo. El cisne
ya no tiene un lago.
Hoy se ha muerto el hombre.-



CANCIONES PARA ANIMALES 

Indivisible el frío cruza mi corazón:
ciudades de la noche cayendo por el miedo.
Arbustos oxidados que se extienden en furia
deshacen su memoria. Hurgo lugares, soplo
en la fosforecencia, pregunto en timidez
de qué temible manto nos arroja la noche,
qué máscara tendrá su rostro desahuciado,
qué forma su color para para los niños huérfanos.
Discurro entre metales, en su velocidad,
bajo lo atroz del rumbo de su milicia ciega,
y tiemblo desolado mirando los errores:
sólo palomas grises nacen de los olivos.-


***

Ha crecido la maleza sobre mi corazón
y ciegas las palomas rondan la podredumbre.
Oigo sus alas grises, sus pechos desangrando
sobre la faz del frío. Oigo el inmóvil rumbo
de los caballos tristes que pesan en la edad,
y el rostro de los hombres donde
nombro los siglos.

Escucho las jaurías que gritan por el hambre,
habitantes paridos en el error y el miedo,
hijos que conocieron lo oscuro del asfalto.
He bebido el dolor y el miedo en las orillas,
y sin embargo existo,
traspaso la sentencia,
el hábito del mundo que emerge de los hombres.
Ha crecido maleza sobre mi corazón
y oscuros minerales escriben el silencio.-


***

Los perfumes del miedo retumban en la noche,
ciudades sin la luz cayendo en los manteles.
Las féminas clausuran los túneles secretos,
los frutos que la siega llevó
con los metales;
no pregunto sus nombres,
no dispongo sus límites,
no escribo la traición que se esconde en la ira.
Ya sé lo que es errar: atravesar la niebla,
abrir el corazón y que la noche ocurra
tatuándonos la frente.
Ya sé lo que es errar:
herirse en el silencio,
enumerar los pájaros.-




                                                                                                                            Benjamín León




Imágenes: Pinturas de Joan Domouchel  (contemporáneo)






quiquedelucio@gmail.com










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