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martes, 26 de agosto de 2014

Elegía

Cuarto año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a los hacedores, respetando el derecho de autor.



                                                          José Ángel Buesa

Poeta cubano nacido en Las Villas (ahora Cienfuegos), en septiembre de 1910 y fallecido en Santo Domingo,  República Dominicana, en agosto de 1982.

   
                                                "tardíamente, en el jardín sombrío,
                                                tardíamente entró una mariposa,
                                                transfigurando el alba milagrosa
                                                el deprimente anochecer de estío"






ELEGÍA PARA MÍ Y PARA TI

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y tú te irás borrando lentamente de mi sueño.
Un año y otro año caerán como hojas secas
de las ramas del árbol milenario del tiempo,
y tu sonrisa, llena de claridad de aurora,
se alejará en la sombra creciente del recuerdo.

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y quizá, poco a poco, dejaré de hacer versos,
bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,
de las desilusiones y los aburrimientos.
Tú, que nunca soñaste más que cosas posibles,
dejarás, poco a poco, de mirarte al espejo.

Acaso nos veremos un día, casualmente,
al cruzar una calle, y nos saludaremos.
Yo pensaré quizá: "Que linda es todavía".
Tú quizá pensarás: "Se está poniendo viejo"
Tú irás sola o con otro. Yo iré solo o con otra.
O tú  irás con un hijo que debiera ser nuestro.

Y seguirá muriendo la vida, año tras año,
igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.
Un amigo, algún día, me dirá que te ha visto,
o una canción de entonces me traerá tu recuerdo.
Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas,
pensaré en ti un instante, pero cada vez menos.

Y pasará la vida. Yo seguiré soñando;
pero ya no habrá un nombre de mujer en mi sueño.
Yo ya habré olvidado definitivamente
y sobre mis rodillas, retozarán mis nietos.
(Y quizá, para entonces, al cruzar una calle,
nos vimos frente a frente ya sin reconocernos).

Y una tarde de sol me cubrirán de tierra,
las manos para siempre cruzadas sobre el pecho.
Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos,
te pasarás las horas bostezando y tejiendo.
Y cada primavera renacerán las rosas,
aunque ya tú estés vieja, y aunque yo me haya muerto.-



NO ERA AMOR

No era amor. Fue otra cosa
pero según murmuran en la ciudad aquella,
yo cometí el delito de inventarte una estrella,
y fue tuyo el pecado de ofrecerme una rosa.
No era amor. No era eso
que se enciende en la sangre como una llamarada;
era mirar tus ojos y no decirte nada
o acercarme a tu boca sin codiciar un beso.

Tarde para mi hastío,
tarde para tu angustia de mariposa en vano,
era como dos ciegos que se daban la mano,
como dos niños pobres, tu corazón y el mío.

Nada más. Ni siquiera
suspirar en la lluvia de una tarde vacía.
No era amor, fue otra cosa. No sé lo que sería
yo sé que es triste que nadie lo creyera.-



POEMA DE LA ESPERA

Yo sé que tú eres de otro y a pesar de eso espero.
Y espero sonriente porque yo sé que un día
como en amor el último vale más que el primero
tú tendrás que ser mía.

Yo sé que tú eres de otro pero eso no me importa.
Porque nadie es de nadie si hay alguien que lo ansía.
Y mi amor es tan largo y la vida es tan corta
que tendrás que ser mía.

Yo sé que tú eres de otro.
Pero la sed se sacia solamente en el fondo
de la copa vacía.
Y como la paciencia puede más que la audacia
tú tendrás que ser mía.

Por eso en lo profundo de mis sueños despiertos
yo seguiré esperando porque sé que algún día
buscarás el refugio de mis brazos abiertos
y tendrás que ser mía.-



POEMA DEL SECRETO

Puedo tocar tu mano sin que tiemble la mía,
y no volver el rostro para verte pasar.
Puedo apretar mis labios un día y otro día...
y no puedo olvidar.

Puedo mirar tus ojos y hablar frívolamente,
casi aburridamente, sobre un tema vulgar,
puedo decir tu nombre con voz indiferente...
Y no puedo olvidar.

Puedo estar a tu lado como si no estuviera,
y encontrarte cien veces, así como al azar...
Puedo verte con otro, sin suspirar siquiera,
y no puedo olvidar.

Ya ves: tú no sospechas este secreto amargo,
más amargo y profundo que el secreto del mar...
Porque puedo dejarte de amar, y sin embargo...
¡No te puedo olvidar!


                                                                 José Ángel Buesa




Imágenes: Pinturas de Adolphe Alexandre Lesrel  (Francia, 1839 - 1890)


quiquedelucio@gmail.com

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