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sábado, 30 de marzo de 2013

La cerradura del amor

                                                              Francisco Brines

Poeta español nacido en Oliva, Valencia en 1932. Estudió Derecho en Salamanca y cursó estudios de Filosofía y Letras en Madrid. Pertenece al conjunto de poetas llamado "Grupo de los años 50". En el año 2001 fue nombrado miembro de la Real Academia Española. Se destacan entre sus obras "Las brasas" (1959), "Palabras a la oscuridad" (1967), "El otoño de las rosas" (1987), "La última costa" (1998), etc. Es uno de los poetas actuales de más hondo acento elegíaco. Fue premiado en varias ocasiones, entre ellas , obtuvo el "Premio de las Letras Valencianas" en 1967, el Premio Nacional de Literatura en 1987, el Premio Nacional de las Letras Españolas en 1999 y el Premio Reina Sofía de Poesía en 2010.-


                                                           "canta en el aire un pájaro,
                                                           el pájaro invisible de mi infancia,
                                                           el que entonces cantaba ya sin vida"



LA CERRADURA DEL AMOR   poesía de Francisco Brines



Soluciona la noche con monedas:
pagas así la cama.
Mas aquello por lo que tanto diera
(o quizás dieras poco):
la promesa del cielo (que es lo eterno)
o esta vida final (el desengaño),
por el amor lo dieras casi todo.
Mas si lo ves venir aguarda altivo
porque el don que te llega lo mereces.
No le opongas dureza, mas que llame
a la puerta cerrada. No te fíes
de la belleza de un semblante joven,
y escruta su mirada con la tuya;
ayuda la experiencia de los años
para tocar el alma. Si algo sabes
debe servirte mucho en esas horas.
Puede que, a quien esperas, le despidas,
y te quedes más solo.
Mas el amor no pagues con monedas,
no mendigues aquello que mereces.-



MADRIGAL NOCTURNO

Tus nocturnos cabellos de oro, ramicillos de uva,
vericuetos de la paciencia y asombros del espejo,
¿cómo usar de ellos, pues que sin pensamiento, aún vano,
existen?

Tentación de la mano, si no desenredaras presas plumas
de siniestras aves: encanalladas risas
callejeras, gestos mohines, escándalos domésticos;
tentación de los ojos, para enjugar sus blandos hilos
el apócrifo llanto de un alba más cercana,
con más copas bebidas;
ardiente tentación de hacer caer en ellos
el tedio de las horas, la dormida ceniza del cigarro.

¿De qué podrá servir, en esta noche, tu artificiosa adolescencia?-



PALABRAS PARA UNA MIRADA

Miras, con ojos luminosos,
mientras hablo, mis ojos. Los cabellos
son fuego y seda,
y el rosa laberinto del oído
desvaría en la noche,
acepta las razones que doy sobre una vida
que ha perdido la dicha y su mejor edad.
¿Cómo me ven tus ojos? Yo sé, porque estás cerca,
que mis labios sonríen,
y hay en mí delirante juventud.
Inocente me miras, y no quiero saber
si soy el más dichoso hipócrita.
Sería pervertirte decir
que quien ha envejecido es traidor,
pues ha dado la vida
o ha dado el alma,
no sólo por placer, también por tedio,
o por tranquilidad;
muy pocas veces por amor.

He acercado mis labios a los tuyos,
en su fuego he dejado mi calor,
y emboscado en la noche
iba espiando en ti vejez y desengaño.-


LA PIEDAD DEL TIEMPO

¿En qué oscuro rincón del tiempo que ya ha muerto
viven aún,
ardiendo, aquellos muslos?

Le dan luz todavía
a estos ojos tan viejos y engañados,
que ahora vuelven a ser el milagro que fueron:
deseo de una carne, y la alegría
de lo que no se niega.

La vida es el naufragio de una obstinada imagen
que ya nunca sabremos si existió,
pues sólo pertenece a un lugar extinguido.-

                                                 

                                                                     Francisco Brines







Imágenes: pinturas de William Kay Blacklock  (Inglaterra, 1872-1922)


Publicación de Quique de Lucio para "Nos Queda 
la Palabra"
quiquedelucio@gmail.com
twitter@quiquedelucio





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