Leidy Yaneth Vásquez
Poetisa nacida en Medellín, Colombia en 1981. Especialista en Literatura en producción de textos e hipertextos y Licenciada en Educación. Su obra forma parte de la exposición itinerante "Mujeres de tierra florida" (Secretaría de la Mujer de Medellín). En el año 2007 obtuvo el Gran Premio con edición de Ediciones Embalaje por su libro "Las horas de la espera", ese año se le concedió el Primer Galardón al Mérito Literario, destacando su obra poética. En el 2012 obtuvo Mención de Honor en el "Concurso Internacional de Poesía Rumbo a Grito de Mujer", organizado por Mujeres Poetas Internacional y la Promotora Cultural Diablos Azules en Trujillo, Perú. Se desempeña como docente universitaria donde desarrolla proyectos vinculados a la literatura y didáctica de la lengua.
"Llevo los bolsillos llenos de suficientes piedras.
El río es un niño que me llama con su llanto y yo lo sigo
hasta donde no hacen falta las respuestas"
LA TIERRA DE MI ABUELO poesía de Leidy Yaneth Vásquez
La tierra de mi abuelo no era mucha;
un poco más cabía entre sus manos,
manchadas con los afanes cotidianos.
La tierra de mi abuelo,
el plátano creciendo de sus venas,
balcones de heliconias flotando en sus palabras.
La tierra de mi abuelo
entre sus uñas,
de perejil y hierbabuena.
En su azabache de infantil festejo
gusanos y lombrices se debaten,
los hombres son los que construyen casas
de siemprevivas, tomateras y princesas del África.
La tierra en que crecieron mis hortensias,
la que ahora está tapada de cemento,
orada de mis muertos, la cuna del abuelo,
rincón del universo en que me siento
sólo ínfimo polvo más
muriendo.-
EL OFICIO
Viertes la noche en tu botella.
Después de sembrar dientes,
cosechas un animal terrible que muerde tu mano.
Hombres desnudos de sí mismos sembraron sus ojos
y crecieron tallos como soga de ahorcado.
Ebria, desconoces
adónde te llevarán los barcos
que un día encallaron en tu boca.
Lavas en la noche los poemas,
Quedan cuerpos abiertos de mujeres.
Vas con la pequeña lámpara a tientas.
Escuchas la tarea de los insectos mientras duerme la hoja.
Te rompen la carne esas imágenes que hablan desde los árboles
donde los búhos sembraron la discordia.
Gritan tu nombre desde el centro del lago
es la niña que olvidaste como a un animal enfermo.
La hormiga traza su círculo de sal;
ella es bruja y te protege de los lazos,
del calor de las bombillas,
de los ojos del lobo blanco que te sigue.
Sepultar las palabras es tu oficio.
Nunca fuiste buena sembrando flores,
siempre te nacieron huesos.-
ESTA CASA QUE SOY YO
Esta casa que soy yo
desconoce el dolor de las partidas:
poco sabe de las ruinas del relámpago
-luciérnagas ahogadas en el agua de mis ojos-,
el abandono del silencio en la escritura,
la renuncia del poema en la palabra,
los viajes de la ausencia en los amargos laberintos.
Estos muros están viejos,
sucumben a las horas
y a tu olvido,
a un antiguo susurro de ese dejarse ir
como quien abandona una moneda vieja
en mitad de un lago.
A veces pienso, ¡Cuánto te habrían gustado mis techos rojos
en esta ciudad de mediodías!
Algunas, como yo, parimos sombras;
las mías se dedican cada instante
a ser llamas en los abismos del espejo...
en el lugar donde el sueño
va dejando sus cenizas sobre el mapa de los días muertos.
Siempre regresan con el amanecer
trayendo sus carnes rotas;
yo las remiendo una a una
como si ya no las hubiera perdido
en la amarga tarea de habitar
entre luz y las paredes
de una vieja casa derrotada.-
Leidy Yaneth Vásquez
Imágenes: pinturas del artista plástico contemporáneo Benjamin Cruz, de República Dominicana-
Publicación de Quique de Lucio para "Nos Queda
la Palabra"
quiquedelucio@gmail.com
twitter@quiquedelucio
No hay comentarios:
Publicar un comentario