Dos poetas españoles, que nos hablan de la felicidad y del amor, correspondido o no. Dos voces frescas en la actual poética de habla hispana. Lorenzo Pedrero (1943) y Alberto Martin Méndez (1963). Éste último extractado de su libro: "Biografía de un traficante de no sé".
"Las esperanzas
han muerto a tiempo. De nuevo. Todo es perfecto
a lo largo del vacío: la lenta lluvia
no va a parte alguna"
LA FELICIDAD poesía de Lorenzo Pedrero
Es la felicidad una alimaña
de relucientes ojos que se esconde,
nadie sabe su cueva y corre y corre,
se nos va de las manos y nos deja
dentro del pecho un rastro luminoso,
aqui y allí destella, brinca, vuelve
a desaparecer, torna a otra mata.
Alguien nos dice: Está
debajo de esas piedras, y cavamos,
entre los pliegues de un vestido azul
y vamos con muchachas por la oscuridad.
Del mar, de entre las olas, traen noticias...
Por encontrar la dicha
el hombre va a los bares,
mira a los astros con temblor y pone
el oído en la puerta por si pasa.
Mas es escurridiza
y parlanchina la felicidad,
ya los hombres les da
la hora del trabajo
buscando en tuberías,
revolviendo anaqueles;
en tabernas les da la madrugada,
les da la muerte y los encuentra en sótanos
cansados de indagar, de hurgar.
De escarbar entre nubes y ángeles,
de levantar cascotes y estudiar
Arqueología. Un poco escépticos
se tienden sobre el suelo y mueren.
Fuera, aún escucharán los mismos vientos,
los mismos pájaros que anuncian vida,
los árboles que crecen puntuales
en idénticos meses verdecidos.
Y él sólo de pensarlo
se pudre más aprisa
o en un supremo esfuerzo
quiere brotar de nuevo,
porque allá afuera, otros como él,
hombres de sueño y de carne,
otros también, como él, esperanzados,
aseguran haber visto pasar
a la felicidad y por sus huellas
relucientes...a pocos metros.-
Lorenzo Pedrero
MADRUGADA EN EL CICLO DE ARIES poesía de Alberto Martin Méndez
En veinticinco pascuas te he dado la palabra
te he dejado decir cuanto me has dicho
me has ofrecido pan, cobre,
un código cosido con silencio, tus noticias
afónicas de amor, madejas de lujuria,
composturas, biko lanzado en lacrimógenos prospectos,
pasteles de neón, nada
me he tomado mi tiempo en preparar la huida
confluyo a la distancia más audaz, la carne
se me abre como si hubiera trazado con las manos
una hendedura en la negra pared de los pulmones,
llevo la paz, mi paz como un angioma
avanzando hasta cubrirme la piel
de versos elegíacos
estoy muerto de ti, ardo en tu olvido,
tráfico, ya lo sabes, con una mercancía
que no tiene cobijo en esta escena,
pero adoro a tus hijos, a tus prisioneros,
tan aterradores como yo,
que te han ido modelando cuna a cuna
ladrillo a ladrillo
ley a ley
los adoro si los veo resentidos los
adoro cuando adoran un residuo
como yo los adoro los adoro
y nunca más que nunca cuando lloran
por algo parecido a mí...
quizá me hayas vencido quizá
puedas decirlo en alto,
allá tú y la conciencia que hemos hecho:
desde tu propia yugular te escribo
envuelto en un ejército de tráficos y modas
y escribo: que ya no tengo miedo
que me he muerto de ti
tan muerto estoy
de ti
como un chiquillo.-
Alberto Martin Méndez
Imágenes: pinturas del artista contemporáneo de Estados Unidos Bruce Holwerda.
Publicación de Quique de Lucio para "Nos Queda
la Palabra"
quiquedelucio@gmail.com
twitter@quiquedelucio
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