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sábado, 24 de febrero de 2018

Puedes entrar


Séptimo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza os textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 2.500 escritores, respetando el derecho de autor.







Publicación N° 1.956-



                                                                                                                               Carmina Casala

Poeta española, nacida en Atienza, Guadalajara, en 1954. En 1981 obtuvo el Premio Carilda Oliver Labra y publica su libro "Las aristas del silencio", luego "El clamor sin perfiles de las aguas" (Accésit del Premio Rafael Morales, 1982), "Ahora que las algas agonizan" (Premio IBN Jafaya, 1985), "Lava de labios" (1987), "Octubre sin raíz" (1996), "Albaluna" (1999) que obtuvo el Premio Marco Fabio Quintiliano, Ciudad de calahorra, "Desde la otra arena" (Premio Almedina de Poesía 2011), etc. Miembro fundador de la Asociación Cultural Rabindranath Tagore y Directora de la colección del mismo nombre.


                                                                                                 "No basta una conciencia de palabras
                                                                                                  para desentrañar el límite y la duda.
                                                                                                  Dejemos al silencio que nos hable,
                                                                                                  herida de adjetivos va la muerte"













PUEDES ENTRAR

Puedes entrar, amor,
que ya es la hora de hacernos corazón.

Músculo y labio
se curvan más allá de los insomnios,
turgencia, madera fresca
-fuerte, fuerte-
amárrame fuerte al gesto de tu boca.
Amárrame y después
desdobla mis embozos,
salva esta pausa de lágrima y ternura,
levántate en la piel
del sueño y el relámpago,
toma mi pan, recoge mi equipaje
y dejemos que el alba nos devuelva
al origen del mundo.
Ya sin memoria, nuevos.

Por dentro de la vida.-



NOSTALGIA

Ahora es difícil.
Ahora pesan los párpados como nunca.
Tú no podrías
levantar una sola de tus lágrimas sin romperte.
Quisiste huir, respirar,
olvidarte de tanta arena triste.
Sentiste la nostalgia del amor,
de alguien que amó tus ojos a su debido
tiempo.
Alguien libre -dios de azabache-
que no necesitó medir tu casta
para amarte y soñarte.
Pero estás en la herida del clamor.
No te preguntes dónde fue la ternura del rocío,
el aire misterioso de los campos.
Dónde los fríos
con su abismo de nieve y esperanza.
Mira a ese hombre
que inexplicablemente brilla y te desea.
Déjate amar: ¡también de amor se muere!.-



***

Aunque sé que te tengo
me resulta difícil exigirte bengalas,
nuevos ritos nupciales, desescombrar la leña
y lo que se llevó puesto.
Recurro sin querer a la nostalgia,
esa diosa nocturna
que siempre parpadea y araña laberintos.
Ella se ha confesado
adicta impenitente a la tristeza.
En esta nueva luna
quiero recuperar el acceso a lo eterno,
el tono existencial de los verbos que laten
y logran redimirnos,
aquello que trasciende arrítmico y sin norte.

Casi siempre el recuerdo
es un triste monólogo
de hechos improbables
que se levantan insomne
poblando lo mejor de las almohadas,
y declara incansable su voluntad de ser
pálido y otorgado.

Yo me pregunto a veces
su mereció la pena acercarse a la luna,
tomarla,
hacerla dependiente de las cosas
y permitir siquiera que la rozara el aire.

Por eso he de esperar aunque sé que te tengo.
Y si hay que salvar algo
prometo calcular el saldo de las huellas.-


***

Tú eres insobornable.
No te pareces a encrucijada alguna.
Te aproximas a mí como un adolescente,
tan transparente y tibio.
Irrumpes en el sopor de mayo
diciendo que me amas,
que tengo el corazón como un océano,
que prefieres crecer por sus mareas.
Te asombra mi abandono. Repites que me
amas:
"Dios soñó tu sonrisa y creó el mundo"

No sabes del silencio que acumulan mis ropas,
ni de la soledad que habita en mis espejos.

Pero, ¿qué sabes tú, qué sabes?
Tú me abrazas sin prisas,
navegas por mis playas sin tregua al
desaliento,
te arrodillas, me observas,
rozas con timidez algún objeto inútil
y enrojeces, y callas, y después parpadeas.

Dices que soy alegre, y hermosa
y que me amas.-





                                                                                                                             Carmina Casala




Imágenes: Pinturas de Albert Edelfet  (Finlandia)





quiquedelucio@gmail.com

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