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jueves, 23 de noviembre de 2017

Hablo de ti


Séptimo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 2.500 escritores, respetando el derecho de autor.









                                                                                                                         Hugo Lindo

Poeta, novelista y abogado salvadoreño, nacido en el Puerto de la Unión, en octubre de 1917 y fallecido en 1985. Estudió en la Universidad de El Salvador donde obtuvo el título de Doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales. Se desempeñó como decano de la facultad de Bellas Artes. Publicó, entre otros, los poemarios: "Poema eucarístico y otros" (1943), "Libro de horas" (1948), "Sinfonía del límite" (1953), "Trece instantes" (1959), "Varia poesía" (1961), "Navegante río" (1963), "Este pequeño siempre" (1971), "Maneras de llover" (1969), "Sólo la voz" (1968), "Resonancia de Vivaldi" (1976), "Aquí mi tierra" (1979), "Fácil palabra" (1985), etc.


                                                                                        "Y un hombre no es un hombre ni su estirpe,
                                                                                        sino el río, la piedra, el viento, el cauce.
                                                                                        Y sobre todo, amor, el amor mismo
                                                                                        con su secreta población de arcángeles"















HABLO DE TI

Hablo de ti.
De mí.
De la mujer hallada
donde la sombra y el costado herido.
Del primer estertor.
de la manzana,
y del llanto inicial de nuestros hijos.

Hablo de la inocencia.
De tu imagen
y su dulce reflejo sobre el agua.
De un vuelo ya olvidado
que estremeció de blanco el aire puro.
De un cáliz entreabierto en la mañana
y del rocío en él, como un milagro.-


POEMA XX

Todo esto.
Yo me busco.
Yo te busco.
Hallo un largo dolor que nos circunda,
como si la manzana que mordimos
hubiese madurado entre las sombras.

No sé cómo decirlo.
Estoy vacío.
Me quema una palabra que no encuentra
su rumbo hacia los labios.
Me tortura
una nostalgia artera, subterránea,
que no descubro sino cuando lloro.

Y estoy solo y contigo y nuevamente
conmigo y solo y busco y no te encuentro.
Y no me encuentro.
Y solo.
Y nuevamente.
Como si este vacío fuera todo.-


I

Bien: es lo que decíamos ahora.
Encenderse de lámparas sin motivo aparente.
Alzar copas maduras
y beber los colores de la nieve
como quien bebe alas de palomas
o brinda con angélicas especies.-




FÁCIL PALABRA

Fácil sería la palabra
sin hojas.
Fácil como un vacío.
Como una sombra.
Pero ocurre al contrario:
te arrimas al silencio
y ella te acosa
llena de ideas,
de memorias,
siempre con algo entre las manos.
Y simplemente no la logras
desnuda, sola.-


II

Teníamos que decirnos muchas cosas
y no hallábamos cómo.
Era mejor así. Corría el tiempo
y envejecíamos con él.
Y eso era hermoso.
Porque pensando apenas, o sintiendo y
pensando,
o nada más sintiendo,
adivinábamos
lo que es el zumo de este testimonio:
teníamos que decirnos muchas cosas,
pero ¿cuáles?
¿ y cómo?.-


III

Amor amor amor amor setenta veces,
setenta veces siete veces.
Amor amor amor. Nadie habrá que lo
olvide.
Siempre quién lo recuerde.-


III

Los ojos fueron el primer idioma
y las tímidas manos el segundo,
la palabra, el tercero, y es el cuarto
este callar sencillo, pero juntos.-


IV

Y si a mí me preguntaron por tu fuerza
de enredadera en flor, de irresistible
fragancia, de rocío refrescante,
de amoroso follaje y sombra firme,
¿cómo responderé lo que no puede
sin menguar, decirse?.-



DORMIREMOS AQUÍ

Dormiremos aquí
donde la hormiga
acumula su sórdida riqueza.

Aquí, donde el verano no se atreve
a hincar la azada
ni a plantar la flecha.

Aquí donde el festón de las raíces
se agazapa y enreda.

Dormiremos.

Donde el agua inefable del invierno
se filtra,
leve, queda,
hasta mojar los párpados
y la sonrisa yerta.

Aquí
taller sombrío en que se forjan
las cosechas.

Dormiremos aquí.
Cerrad la puerta.-




                                                                                                                      Hugo Lindo




Imágenes: Pinturas de Helena Z. (contemporánea)






quiquedelucio@gmail.com




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