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martes, 26 de mayo de 2015

Luz y oscuridad


Quinto año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a los hacedores, respetando el derecho de autor.

                                                 

                                                                                 Carmen Uría Araujo

Poeta y narradora española nacida en Gijón, Asturias en 1968. Escribe en castellano y en asturiano occidental. Ha participado de numerosas antologías  y desde 2009 escribe casi a diario en su blog "Poesía más que nada"



                                                                   "Tu boca sellada porque ya no me ama,
                                                                   el pelo enmarañado sin mi caricia,
                                                                   tu piel blanca huérfana de sol cálido,
                                                                   el cuerpo inerte sobre tu sillón favorito"  







LUZ Y OSCURIDAD

Quisiera ser como eres tú
sencillo, vestido para cubrirte.
Ver pasar las horas
pensando en que mañana quizá
la lluvia riegue tu tierra
y ese río aumente su caudal.

Quisiera saber esa alambrada que colocas
para saber donde comienza lo tuyo
donde acaba lo que no lo es.
Un árbol que te recuerde sus primeros frutos
la maceta de flores que adorna tu puerta.

Pero no lo soy,
sólo soy la duda, el deseo,
el maquillaje que oculta un dolor,
el sueño imperfecto
que se repite aún sabiendo lo que es.

Nada puede borrarme de ti
ni yo puedo negarlo
que no puedo decir más,
qué ya todo estádicho.

Luz quisiera darte
darte lo que tú esperas
sin embargo no puedo
atino en mi oscuridad
sólo a escribir este poema.-


CRISÁLIDA

La crisálida apenas un péndulo
oculto en el verdor,
hermoso colgante
al final de un fino hilo de seda.
Estás tú, libre, caminando
y girándote para verme seguirte,
yo imagino la inminente metamorfosis
-como un niño ilusionado-
y casi te olvido.
La crisálida es el mismo tiempo,
aparentemente inmóvil
pero implacable, apurando la vida
para ofrecer la brevedad de la belleza.
Me llamas, oigo tus pasos acercarse
sobre la mar de hojas de un bosque
que nos oculta esperando,
tal vez, que eclosionemos
bajo el balanceo de este péndulo
-antiguo como el mundo-
del que colgamos ambos.-


PARA DECIR MENTIRAS

Y fue una casualidad
que un día dijeras mi nombre
y al hacerlo quedásemos unidos
como el musgo al viejo árbol
y como la hiedra de tu casa al muro.
Y crecimos siempre mirando hacia arriba
(como debe ser),
con ganas de ver el cielo
de ver quizá la línea de otro horizonte
sin torres que mantienen complejos equilibrios,
ni cristales sucos llenos de tiempo adherido.
Y fuimos entrelazándonos,
mi mano en tu brazo,
mi pie en tu muslo,
tu boca en mi espalda...
Y fue una casualidad
que yo pronunciara tu nombre
y que al hacerlo quedásemos dormidos
ambos soñando el mismo sueño perdido,
ambos hablándonos bajito
(cómo debe ser)
Cada palabra es un silencio,
cada silencio es una verdad,
descubrimos asustados
que así no se puede mentir.-



DE REGRESO

Creeré que sólo me rozó tu olvido.
Pueden más las palabras bellas
que nos dijimos entregados,
no buscaré caminos que sobre tu recuerdo
quieran escribir,
hagan de ti un resentimiento,
una astilla clavada bajo la piel
que se endurezca.
Este cielo se merece la ilusión aunque sea dormida
y quizá, mejor que la brisa nos lleve,
no permita que nos quedemos
atrapados en alguna escondida
telaraña.

Y así erguida, desafiante, me dijeron
-pareces una torre que habrá que admirar
toda una vida-
las golondrinas que volvieron.
Y el crisol otoñal cubrirá os cuerpos del bosque,
dejará paso sólo al murmullo
de las hojas acartonadas que pisaré.
Querrán gritarme tu nombre
pero yo desde mi cima de ensimismamiento
creeré que sólo me roza tu olvido.-


DESNUDEZ

La flor deshojada, sin sus pétalos,
la rama de la vid, sin sus uvas de ira,
el cerezo que no florece de frío,
el lienzo sin un trazo que hable de ti,
el libro abierto sin los versos
y olvidado de tus labios.

La copa llena que no has bebido,
la manzana roja de pescado que no mordiste,
el pan caliente que se enfrió esperándote,
el café que no tomamos nunca juntos.

Tu boca sellada porque ya no me ama,
La desnudez que reflejo.
Desnudo soy,  me siento.-


                                                                                 Carmen Uría Araujo








Imágenes: Pinturas del artista Nathan Altman  (Rusia, 1889 - 1970)




quiquedelucio@gmail.com

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