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miércoles, 27 de septiembre de 2017

De repente

Séptimo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 2.000 escritores, respetando el derecho de autor.





Publicación N° 1.809-


                                                                                                                Jorge Gaitán Durán

Poeta  y ensayista colombiano, nacido el 12 de febrero de 1924 en el departamento de Norte de Santander y fallecido, en un accidente aéreo en 1962. Estudió Derecho en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. En 1954 fundó la revista literaria "Mito" junto a su amigo Hernando Valencia Goelkel que creó un movimiento que influyó en la literatura colombiana. Entre sus libros de poesía, pueden citarse entre otros, "Insistencia en la tristeza" (1946), "Presencia del hombre" (1947), "Asombro" (1951), "El libertino" (1954), "Amantes" (1959), Los hampones" (1961), etc. En 1960 escribió el ensayo "El libertino y la revolución".


                                                                                   "El sol abrasa toda vida. No mueve
                                                                                     el viento un árbol. Fuera del tiempo
                                                                                     está el fasto del día. La canícula absorbe
                                                                                     las horas, los colores, el silencio"











DE REPENTE LA MÚSICA

La pura luz que pasa
por la calle desierta.
Nada humano
bajo el cielo abolido.
La blancura absoluta
de la ciudad confunde
la muerte y el sigilo.

De repente la música,
la sombra de los amantes en el agua.-



EL INSTANTE

Ardió el día como una rosa.
Y el pájaro de la luna huyó
cantando. Nos miramos desnudos.
Y el sol levantó su árbol rojo
en el valle. Junto al río,
dos cuerpos bellos, siempre
jóvenes. Nos reconocimos.
Habíamos muerto y despertábamos
del tiempo. Nos miramos de nuevo,
con reparo. Y volvió la noche
a cubrir los memoriosos.-


***

Cantó en el cielo el azul de la noche
y el ruiseñor huyó al umbral del tiempo.
Los cerros llamaron con música de vuelo
a las estrellas. Pasó un ciervo blanco
por el sigilo húmedo del bosque,
y en la sombra despertó tu desnudo.
La tierra fue de nuevo mi deseo.-



QUIERO APENAS

Presto cesó la nieve, como música.
Pájaros y verdes cruzan por el frío
Vas a morir, me dicen. Tu enfermedad
es incurable. Sólo puede salvarte
el milagro que niegas.
                            Mas quiero apenas
arder como un sol rojo en tu cuerpo blanco.-



AMANTES

Somos como los que se aman.
Al desnudarnos descubrimos dos monstruosos
desconocidos que se estrechan a tientas,
cicatrices con el que el rencoroso deseo
señala a los que sin descanso se aman:
el tedio, la sospecha que invencible nos ata
en su red, como en la falta
dos dioses adúlteros.
Enamorados como dos locos,
dos astros sanguinarios, dos dinastías
que hambrientas se disputan un reino,
queremos ser justicia, nos acechamos feroces,
nos engañamos, nos inferimos las viles injurias
con el que el cielo afrenta a los que se aman.
Sólo para que mil veces nos incendie
el abrazo que  en el mundo
son los que se aman
mil veces morimos cada día.-



SÉ QUE ESTOY VIVO

Sé que estoy vivo en este bello día
acostado contigo. Es el verano.
Acaloradas frutas en tu mano
vierten su espeso olor al mediodía.

Antes de aquí tendernos, no existía
este mundo radiante. ¡Nunca en vano
al deseo arrancamos el humano
amor que a las estrellas desafía !

Hacia el azul del mar corro desnudo.
Vuelvo a ti como al sol y en ti me anudo,
nazco en el esplendor de conocerte.

Siento el sudor ligero de la siesta.
Bebemos vino rojo. Esta es la fiesta
en que más recordamos a la muerte.-



SE JUNTAN DESNUDOS

Dos cuerpos que se juntan desnudos
solos en la ciudad donde habitan los astros
inventan sin reposo el deseo.
No se ven cuando se aman, bellos
o atroces arden como dos mundos
que una vez cada mil años se cruzan en el cielo.
Sólo en la palabra, luna inútil, miramos
cómo nuestros cuerpos son cuando se abrazan,
se penetran, escupen, sangran, rocas
que se destrozan,
estrellas enemigas, imperios que se afrentan.
Se acarician efímeros entre mil soles
que se despedazan, se besan hasta el fondo,
saltan como dos delfines blancos en el día,
pasan como un solo incendio
por la noche.-



                                                                                                               Jorge Gaitán Durán




Imágenes: Pinturas del artista ruso Vladimir Volegov.






quiquedelucio@gmail.com

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