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viernes, 2 de noviembre de 2018

Como nunca

Octavo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 3.000 escritores, respetando el derecho de autor.








Publicación N° 2.203-



                                                                                                                     Fernando Vargas Valencia


Poeta y ensayista de Colombia, nacido en Bogotá en 1984. Es abogado, especialista en Derecho Internacional Humanitario de la Universidad Externado de Colombia. Magister en Sociología aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, España. Coordinador del Festival Internacional y Popular del Libro de Bogotá. Miembro del Grupo Poético Esperanza y Arena y de la Corporación Escafandra. Ha publicado, entre otros, los poemarios: "El espolio" (2000), "Cuentas del alma" (2001), "Silencio transversal" (2007), "Épica de los desheredados" (2010), "Canto abacua" (2012), "Apesadumbrado fantasma" -Antología Poética" (Bogotá, 2013), "La realización poética de la justicia" (Ensayo, 2013), etc.


                                                                                                   "Ahora llevo tu cuerpo
                                                                                                    atravesado, marejada que va
                                                                                                    abriendo surcos y huye para
                                                                                                    retomar sin vacilaciones ni reparos"












COMO NUNCA OTRO

El jugueteo de tus huesos
que luchan a muerte por desplomar la semilla
y su escozor,
allá en lo alto del pecho
que se revoca como un discurso tácito
que va devorándote entera,
en tu sublime religión
que consiste en despeñar las paredes
de las inútiles prisiones
donde el amor se agota y se entrega
a golpes e incendios entrecortados.
Porque somos hordas siniestras
que explotan en el intento
por nombrarse
es que punzo tus senos
con la tempestad de insectos
que nacen y se pudren en lo más recóndito
de mis ansias.
Desnudez infame que nos derrota
apenas el roce de los poros erectos
y las crueldades más elementales.
Hay un grito, un sonido que se ahoga
en la promesa de ser una vocación.
Pero lo que nacemos y matamos
cuando somos la desnudez reflejada
en el deseo animal de nuestras manos,
es sordo,
no tiene nombre.
Es por ello que únicamente los dos,
somos los conjurados.-



LIBERTAD

Voy trazando con calma
las espaciadas comisuras de tu cuerpo.
La memoria es traviesa y ebria
en mi juego de puntadas y zurcidos
te voy atribuyendo alguna línea o color
que no tenías antes
de jugar a dibujarte.

No quedará otro camino
que buscar tu presencia
retorno eterno,
espiral que aparece de cuando en cuando
tras la puerta,
en el espejo,
en la terrible embriaguez de la niebla.
Invocarte en el papel o en el aire
para jugar a perderte,
lanzarte al vacó de mis manos,
donde la brusca ansiedad
va otorgándote formas invisibles,
va nombrándote
con la pluralidad de los sonidos
que no hace falta pronunciar,
no si te busco en cada torpeza
que invento y destruyo,
en esta condición de rueda
que se niega y afirma
cada vez que roza las huellas
de tu cuerpo eclipsado,
crepúsculo pendular de tus danzas.

La memoria es traviesa y ebria...
te busco en la agitada ansiedad de mis días,
en los cotidianos nudos de los brazos.
Cuando vuelva a encontrarte
derrocharé tu piel en el juego ciego
de conjugarla con las espaciadas comisuras
del cuerpo que en soledad
mi mano ha atribuido
a tu espera.-



DE LO QUE QUIERO DECIRTE

No podría suponer
un territorio atado a las convergencias
capaz de asimilar tan siquiera
un matiz de tu cuerpo.
Ola desgarrada, aveces eres playa,
a veces el silencio de la tarde
que va escribiendo sobre mi piel
la cifra inconclusa del secreto.
Antes de conocerte
no tenía otro talismán
que la sublime torpeza de inventarte.
Así te he ido nombrando en cada geografía.
He roto la feliz equidistancia
de los filos escarpados,
del amanecer que se repite
en los vuelos de la embriaguez.
Sería redundante hablar de geometrías
cuando nuestras sombras
decapitan el tiempo
ante los rostros que nos vamos imponiendo
al ritmo de nuestros tambores
enardecidos por la simetría de tus deseos.
Acaso sea maravilloso
suponer que cada vez que te toco,
vas colmando los agujeros de la piel
y vas perfumando con tu desesperada oscilación
la desdichada quietud de no tenerte.





                                                                                                                    Fernando Vargas Valencia





Imágenes: Pinturas de Pierre Auguste Cot  (Francia, 1837 - 1883)






quiquedelucio@gmail.com

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