Enrique Molina
(Buenos Aires, Argentina, 1910-1997)
"¡Adiós pájaro definitivo!
Continuarás tu vuelo en mi alma
hay tanta distancia en tus alas,
lo que vuela contigo es el cielo"
ADIÓS poesía de Enrique Molina
Un día más, sólo un minuto más, para estar vivo
y despedirme de cuanto amé.
Para decir adiós a las cosas que vi y toqué
mientras moría desde el instante
mismo en que nací.
Y vino el niño con el premio que sacó en el colegio
por su sabiduría,
y el ala de la gaviota
golpeando en el infinito con su vuelo,
vino la cabellera derramada y el rostro
de la misteriosa mujer que estuvo a mi lado,
en el lecho, sin que yo lo supiera
y el río con su lenta corriente misteriosa
a través de cada mueble, cada objeto
y cada gesto
de quien me ve partir, ¡oh solo!
Un instante más aún en el suelo que pisé,
en el borde de mi respiración
sofocada por el amor, en los vestigios de la pasión,
con cuanto -mosca o sol- me deslumbró en este extraño
planeta, donde perduré año tras año, presintiendo
este límite de espumas, este revuelto torbellino
de la despedida, yo que tanto fui deslumbrado
por centelleante atracción de la tierra,
por cuanto fue caricia o solamente un espejismo del mundo
en mi destino.
Así, pues, despidiéndome de los caballos, de la canoa,
los pájaros, el gato y sus costumbres. Déjame
una vez más mirar las flores y la lluvia. Es este
el trágico instante que uno descubre
el delirio misterioso de las cosas, sus raíces secretas,
el instante supremo de decir adiós,
a cuanto se adoró en esta vida.-
LAS NUBES NO RETORNAN
La memoria de la ola
flota dispersa en la costa baldía,
escucha ahora, vagabundo acechante, entre el vino
descolorido y la noche.
¿Y quién puede dormir?
El zumbido no cesa en el salón de las moscas.
La memria de la ola,
la memoria del amor
te confiesa que nunca te susurró al oído su verdad.
Sólo el rumor del puerto,
pies que se alejan pisando sobre conchillas,
el lugar es oscuro
y alguien me sopla su aliento en la cara
o sólo el rudo olor del mar.
El lugar ha desaparecido.
Nada más que esa gente alrededor de la olla
donde algo se cocina lentamente.
Inútil que tiendas tu plano,
los invitados esperan el momento del festín,
unas mujeres ponen la mesa
en el fondo de la inundación,
otras ajustan la clavija en el cráneo.
La memoria de la ola:
el blanco esqueleto del pez
junto a la barca abandonada.
Lo que te trae, lo que lleva,
lo que no llegó nunca.-
Enrique Molina
Imágenes: Pinturas de la artista de Estados Unidos Colette Calascione (San Francisco, 1971)
Publicación de Quique de Lucio para "Nos Queda
la Palabra"
quiquedelucio@gmail.com
twitter@quiquedelucio
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