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martes, 20 de febrero de 2018
Ella baila
Séptimo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 2.500 escritores, respetando el derecho de autor.
Publicación N° 1.952-
Begoña Regueiro
Poeta y narradora de España, nacida en Madrid el 30 de enero de 1981. Es Doctora en Literatura Española por la Universidad Complutense de Madrid y codirectora, desde 2000, de la Revista de Creación Literaria "Otras Palabras". Ha publicado textos literarios en revistas de literatura y de divulgación cultural. Autora de los libros "Alma soñada" y "Diosas de barro" (2012). Ha participado también en antologías poéticas como "Mares nos pousos de café" y "Sonrisas del Sahara", y en colecciones de relatos como "El crack del 2009" y "E madrid foi unha praia de baleas entre néboas".
"También es una princesa.
La princesa del asfalto y los halógenos,
la de la nieve atropellada
y la niebla de los tubos de escape"
ELLA BAILA
Ella baila.
Ella baila una música
que ni siquiera escucha.
Baila,
con los ojos perdidos en las nubes,
con la mirada fija del que busca.
Ella baila y se pierde en
los recuerdos sin luna de otras noches,
en la luz apagada, en los colores neutros.
Él la mira
como si de veras estuviese allí.
Él la mira y,
mientras el mundo
continúa girando en su danza frenética,
su reloj retrocede a los inicios.
Una sola palabra de ella
para que el mundo comience de nuevo.
Y ella llora y tiembla y se estremece.
Escondida en rincones polvorientos,
ella quiere controlar los espasmos
y no puede,
no puede,
no puede, porque la respiración no la obedece
y el aire se niega
y sus pulmones se contraen...
Y baila,
continúa bailando,
mirando más allá de las estrellas
como quien busca algo que ha perdido.
Y él la mira
con la fijeza de la sorpresa
con la complacencia de los descubrimientos,
con la seguridad del instante
que lo cambia todo.
Él la mira y sonríe
y ella, por fin,
habla.-
***
No eres salvable o,
acaso,
es que yo
ya no te puedo salvar.
Valen demasiado las caricias fáciles
los brazos articulables
los contornos nítidos de labios inmóviles.
Son demasiado cómodos
los ojos opacos en los que, tal vez,
jamás se desataron las tormentas.
Por eso,
ya no importa que quieras sin querer,
amar sin alma.
Ya no importa que luches o te rindas.
Ríndete.
Ríndete a las rosas sin espinas,
al mar sin olas.
Deja que un barro artificial
te envuelva, te hipnotice,
y anule tus sentidos.
Y entonces, no te salves.
No te salves.
Y ante todo,
no te quedes conmigo.-
***
Cubrir con mi carne tus aristas,
para que no te hieras más,
para que no me hagas daño.
Envolver tu silencio en mis palabras
para darle una voz con la que grite.
Ojalá pudiera hacerme líquida y
correr con la sangre por tus venas;
latir en tus latidos,
profanar
el recinto secreto de tus sueños.
Ojalá supiera lo que piensas
cuando entornas los ojos y te marchas,
cuando trato de acercarme a ti
y te siento tan lejos
tan lejos.-
Begoña Regueiro
Imágenes: Pinturas de Mark Demsteader (contemporáneo)
quiquedelucio@gmail.com
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