Publicación N° 2.347-
Delia Quiñonez
Poeta, narradora y promotora cultural de Guatemala, nacida en 1946. Maestra de Educación Primaria, Profesora de Enseñanza Media y Licenciada en Letras. Miembro de Número de la Academia Guatemalteca de la Lengua, correspondiente a la Real Española. En 1999, le fue dedicada la Feria Municipal de la Ciudad de Guatemala. Condecorada con la Orden "Vicenta Laparra de la Cerda" (2004). Es autora de los poemarios. "Barro pleno", "Otros Poemas", "Nos habita el paraíso", "Ultramar", "Vuelo de piedra", "Puño y flor", etc. Su obra aparece en más de 30 antologías guatemaltecas y de otros países. Participó en "Poesía Contemporánea de Centroamérica", Costa Rica (1995).
"La tarde se tiñó de pájaros,
fue preñándose de plumas...
La vi alzarse
profunda como una campanada"
INTIMA
No te diré
de qué fibra está formado
el corazón que me sostiene:
me será más dulce decir
que lo tengo hecho de Ti,
de tu sonrisa,
y de las penas inmensas
que me llegan contigo.-
NOS HABITA EL PARAÍSO
En nuestros templos
habita el paraíso
profundo y claro
en la oquedad que dejan
los besos
y el temblor de espasmos milenarios
el fuego es apenas un roce
en la curva del tiempo
un trecho recorrido
en algas,
tibiezas y recuerdos.
Nos habita el paraíso
ungido de fragancias
tatuamos en la piel
arcángeles inermes
y dejamos así
-balsa y fuego-
las próximas estrellas de quietud
en la memoria.-
ORILLA REDENTORA
encontraremos la orilla redentora?
Leve espalda
anida y combate
compartiendo la savia
que deviene en torrrente.
Uva frugal.
Ayuno de antiguas plenitudes.
Agua y jugos
humanamente turbios
coronan
sin laureles
la puerta vital del paraíso.
Besos de eternidad
marcando territorios,
colinas,
cavidades.
Antorcha en la balsa.
Lengua y labios
avanzan
en lúbricas saetas
hasta la vieja orilla
que redime
la irreverente ambigüedad del paraíso.-
OTRA VEZ EL AMOR
todo lo dulce y amargo
brotó de un solo instante:
tiempo espacio
sacrificados
al día que llegaba entre cenizas.
Visión, su luz, para vivir.
Cerrazón, su luz, para no saber vivir
sino atada a las manos
que escribieron la primera
y la última palabra.
Abarqué en la penumbra
todas las primavera,
los soles,
los diminutos puntos de fuego
de todas las esquinas
y los puertos:
de todas las hogueras
que llamean
en la sombra que me cubre.
¡Todo el mar no bastó!
para dejar sin huella
el breve trigo que dejó tu beso.-
Delia Quiñonez
Imágenes: Pinturas de Víctor Bauer (Estados Unidos)
quiquedelucio@gmail.com
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