Publicación N° 2.336-
Isabel Rodríguez Baquero
Poeta y novelista española, nacida en Madrid en 1938. Es Licenciada en Filología Románica por la Universidad Complutense de Madrid y tiene una vasta experiencia en la enseñanza de la Lengua, en Madrid, Barcelona y Durango. De sus doce libros de poesía, se destacan especialmente: "Íntimo laberinto", "El grito del estornino", "Tiempo de lilas", "Los rosales oscuros", "Ardiendo en el Ocaso", "El punto de Vista", y su antología "Caleidoscopio".Obtuvo el Segundo Premio de la Real Academia de Córdoba en 1977, el Premio "Antonio Machado" de Poesía de la Junta de Andalucía, en 1984, los Primeros Premios de Narrativa y Poesía "Mujerearte de Lucena", Córdoba, en 1992 y el Premio de Poesía Dolores Barruri de Andújar, Jaén (1989).
"En la soledad de esta noche
de octubre una puerta se abre
tal vez sea sólo el viento.
Seguramente, nadie."
CONCIERTO
I
Ojalá que te bebas mis sueños,
que mi nombre se extienda por todo tu cuerpo.
Que me pierda en tu piel de aceituna
en las lentas horas de abril y de luna.
Ojalá a mi cintura
se amarre la cinta de tu sangre oscura.
Y que por tus labios
húmedos y sabios
transiten mis besos de óxido y de llanto.
Ojalá que asciendas
por mi sangre enhiesta
con la fiebre izada como una bandera.
Aunque luego huyas.
Aunque nuca vuelvas.
Aunque se haga negra
esta primavera.
Aunque yo me muera.-
II
Se ha subvertido el orden,
la ley, lo establecido...
Las lágrimas son cifra de un gozo innominado,
el silencio es intenso mensaje estremecido,
lo que ayer importaba
ahora parece ínfimo,
el sosiego hace daño,
el placer es gemido...
Nos corona la noche de dalias y de mirto.-
VIVACE
Tan alta era, tan alta,
la torre de tu cuerpo.
Y tan honda, tan honda,
mi raíz de misterio.
Yo no acerté a escalarla.
Tú no bajaste al fondo
profundo del deseo.
(Primavera lloraba
soledad a lo lejos)
Se levantó la noche
desde un mar de silencio.
II
Qué fulgor derramado esta luna de cera,
qué imparable este río
de mis venas abiertas
vertiéndose incesante en tu mar sin
orillas.
Qué raudal de agonía
desatinada y plena,
de mi boca a tu boca,
de mi mar a tu arena.
Qué deslumbrante herida,
qué llama inapagada,
qué dulce y ardua furia de vientos
anudados,
qué tierna la derrota después de la
batalla.
ADAGIO
¿Qué estoy haciendo ahora,
varada en mi ventana,
mientras un nuevo otoño incendia los
pinares
y derrama en mi mesa
su dulce llamarada?
(Y tu piel allá lejos,
y tu boca temprana)
¿Y por qué este inventario
de ardores y de inviernos,
de la sed y del agua?
(Y tu risa perfecta.
Y tu boca lejana...).
Tal vez nunca se abra
la puerta del deseo.
Más tal vez esta noche
de octubre suntuoso
se produzca el milagro.
/Y ni yo sé decir
el milagro que espero).-
Isabel Rodríguez Baquero
Imágenes: Pinturas de Germán Aracil.
quiquedelucio@gmail.com
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