Séptimo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 2.500 escritores, respetando el derecho de autor.
Publicación N° 1.895-
Beatriz Villacañas
Poeta, ensayista y crítica literaria de España, nacida en Toledo. Doctora en Filología Inglesa . Profesora Titular de Literatura Inglesa e Irlandesa en la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado los poemarios: "Jazz" (1991), "Allegre Byron" (1993), "El silencio está lleno de nombres" (1995), "Dublín" (2001), "El ángel y la física" (2005), etc. Publicó los ensayos "Los personajes femeninos en las Novelas de Thomas Hardy" (1991), "Los poemas de Juan Antonio Villacañas - Argumento de una biografía" (2003), etc. Es co-editora de cinco volúmenes de Estudios de la Mujer en los Países de Habla Inglesa.
"Los pájaros son el recuerdo cotidiano
de la atadura que nos une a la tierra.
Son el espejo en que se refleja
esa distancia del hombre con su piel"
DESEO
Que en ese sueño tuyo
los espejos se caigan al vacío
desde nuestras miradas.
Pero antes
que sólo nos devuelvan
la imagen penetrante
de nuestra propia idea.-
EN EL TIEMPO QUE DURA UNA CANCIÓN DE AMOR
La eternidad habita en el abrazo,
cabe todo en la música
que se mide en minutos
y es siempre más pequeña
que la pista de baile.
En el amor
el cuerpo es el más frágil
de todos los espejos
y es cristal vulnerable
ante la más volátil
de todas las caricias
y, sin embargo,
nos hace despreciar el universo
y sentirnos más grandes
que todas las estrellas.
Cuando amamos,
el mundo se concentra
en la mirada mutua,
incandescente,
e insumisa ante el tiempo de los otros,
los que no importan nada
a quien está de amor recién nacido.
La eternidad habita en el abrazo,
en el acto,
en el fuego
y en el momento único.
Lo demás ya no importa.
Pero la música
va contando compases en el tiempo
y se convierte en pausa que se alarga
hasta alcanzar silencios en el aire.
Y entonces el amor
se transforma en camino interminable
de espejismos sin nombre,
donde un sueño palpable y siempre esquivo
se ríe mientras juega con nosotros,
otra vez niños
perdidos como antes
(pero ahora culpables)
entre los árboles del bosque imaginario
donde creímos detenernos para siempre.
El amor, incluso si es el nuestro,
carece de reposo
y nos deja jugando en el camino
sin descubrir su ausencia todavía.
Empezamos entonces a rompernos,
y con toda la vida por delante.-
SOLO DE TROMPETA
La soledad tiene cuatro silencios
como los cuatro vientos
y los cuatro caminos.
Es una encrucijada
de verdades oscuras
y de mentiras locas,
y de aquí parten,
para encontrarse nunca,
senderos que van a las estrellas
y a las callejas turbias.
La soledad es un hombre con un abrigo negro
que pide copas en un bar,
sorbiéndose,
deprisa o lentamente,
hasta que se van todos,
que no son para él
más que sombras translúcidas
a través de las cuales
mira sus propios sueños.
La soledad
es un espejo opaco
al que llamamos cuerpo
que puede hacerse añicos
por el golpe de fuerza
de un dolor invisible
sin que nadie lo note.
La soledad
es un monstruo de millones de caras
que con indiferencia nos persigue
en su enorme sustancia
amorfa y violenta:
cuando lo vemos cerca,
casi gemelo
de nuestro propio rostro,
sentimos el vacío
de la mirada colectiva
y cerramos los ojos.
La soledad
es un niño
que teme y necesita
y mira desde abajo,
al hombre incomprensible.
Lo mismo que nosotros
desde la vida
a Dios.-
Beatriz Villacañas
Imágenes: Pinturas de Christian Sloe (contemporáneo)
quiquedelucio@gmail.com
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