Publicación N° 1.489-
Larisa Cumin
Poeta argentina, nacida en Santa Fe en 1989. Es profesora de Lengua y Literatura ,coordina talleres de lectura y escritura y es parte del equipo de talleristas de la fundación Lectobus. Publicó "Flaquito" (Corteza Ediciones, Santo Tomé, 2014) y "Ela Acorda" (Santa Fe, 2015). Integra la colección Dos Poemas (Ediciones Arroyo, 2016) y la antología La Juntada, edición Rosario 2015. Desde mayo de 2016 escribe para el periódico Pausa. Forma parte del grupo La Chochán que desde 2014 organiza lecturas de poesía de trasnoche, talleres y otras actividades.
"Hay un momento que se pone
monotemático el paisaje
entonces sucede ese silencio
de ir hacia adelante tirando
del peso familiar en el baúl"
LAVO JUNTA LA ROPA DE LOS DOS
Trato de separarla al tender
es bueno que tengas tu espacio
y yo el mío
pero no me queda otra
que revisarte los bolsillos.
Desde que tengo memoria
los broches se pierden
una de mis abuelas fabricó
un aro donde los guardaba
para que no se resequen
ni se le escapen.
Salíamos al patio a descolgar
y yo lo iba llenando de a poco
una pandereta
un collar
el manojo del ama de llaves.-
SIMULTÁNEO
Llevo puesta una rareza
que va bien con lo que acontece
y se nota
contesto otras cosas
a lo que preguntan
atenta a las nervaduras del bife crudo
demoro al cortarlo para Simona, ella es
la desesperación que extrañamente no tengo
maúlla y se entrelaza insistente entre mis piernas
no sabe que al hacerlo complica el corte
no sabe que pienso en el amor y el mar y la dependencia
la vulnerabilidad -mientras ella grita-
y en el poder de vida y muerte.-
OJIVAL
No se trata de otra cosa que de ser felices.
¿Viste?, parece fácil cuando fumamos
no importa si no tira o nos quemamos los dedos
la razón está en pasarlo -sin apretar mucho-
de un extremo a otro de esos ojales formados
por el pulgar y el índice. ¡Podría zurcirlos
e introducir el mundo entero por ahí!
O apoyarlos invirtiendo las manos para
confeccionar un antifaz por donde mirar
todo con forma de concha: el ojo de la aguja
el tuquero aplastado, el hueco en el tronco
donde pensábamos que iban a parar las cosas
que perdimos en alguna mudanza.
Sólo nos queda esta ronda continua.
Si se apaga todavía podemos mirarnos,
planear una vida mejor o armarnos otro.
TRASLUCIR
En el agua estancada de la ducha
se me cae el jabón de glicerina
es una lámina finita
puedo ver a través de él
mi mano arrugada
por instinto.
Y ahora, perdido
como un pez que se deshincha
da vueltas cerca de mis pies
coletea y resbala
si se mete por la rejilla
va a trabarse ahí
hasta enflaquecer
y ser parte del todo
que se nos escapa.
VUELVO A PINTARME LAS UÑAS
Vuelvo a pintarme las uñas
siempre me costó mantenerlas
pero es una especie de catarsis
salir al patio y arrastrar el pincelito
mientras fumás.
Creo que mi abuela
-la más coqueta de las dos-
lo hacía por algo parecido
aunque lo hacía mejor
limaba, pulía, comparaba
y volvía a repetir
luego esparcía
toda la tristeza
que quedaba en el frasquito
una vez que lo agitó bastante
y quieta
esperaba que se sequen
-las manos sobre la mesa-
apenas se movía
para pedir que le alcance algo
ese era el único sector
del universo
que controlaba
donde todo estaba bien
brillante
uniforme
perfecto
claro está que el resto
de su vida era un desastre
y por eso la diabetes
el tabaquismo
el sobrepeso
la madre y el hijo
viviendo con ella
un sueldo que no alcanzaba
para pagar todo lo adquirido
que era todo
lo que quería tener
menos lo que podría
haber servido
para algo.-
Larisa Cumin
Imágenes: Pinturas de Huan Le (contemporáneo).
quiquedelucio@gmail.com
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