Sexto año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 1.400 escritores, respetando el derecho de autor.
Publicación N° 1.496-
Luciano Cavido
Poeta, narrador y músico argentino, nacido en Luján, Buenos Aires. Cursa el Profesorado de Historia en la Universidad Nacional de Luján. Fue publicado tres veces consecutivas en en el libro de los "Oyentes de Zona Franca" (2000, 2001, 2002) , actualmente escribe para los medios gráficos: "El ciudadano de Luján", "El civismo" y "El presente". Su primer poemario fue "Dialéctica", proximamente publicará el segundo: "Bien vale un verso". Actualmente dicta clases en el Plan Jóvenes del Ministerio de Educación, para la reinserción al ámbito educativo y laboral.
"Perderse cual nube en el viento.
Lo mismo que una estrella vaga,
que entre otras millares se apaga.
ser uno y a a vez...ser cientos"
A QUIEN CORRESPONDA
En la cadencia de tu fino trazo
se transfigura un hondo sentimiento,
de tus palabras brotan, lo presiento,
un manantial de culpa y de fracaso.
Me dirás que del alba hasta el ocaso
tu joven corazón está latente.
Dirás que eres feliz, pero me mientes.
Conozco esa expresión, paso por paso.
Contestaré tu carta con mi puño
para que el pulso de mi sangre sientas.
Y sin decirlo, sepas que comprendo
que es en estas horas crueles y violentas,
no hay un dolor más grande y más horrendo
que hallarse lejos ya de su terrruño.-
AQUÍ MI CORAZÓN QUE SE DESHACE
Aquí mi corazón que se deshace.
Claudica ya su miserable duelo.
Dieron las puñaladas muerte a Otelo.
Yo aguardo, en cambio, otro desenlace.
Quiero mudar mi voz, palabra y frase.
Dejar caer mi verso por el suelo.
Ondulante y rendido cual pañuelo,
o cual Hamlet, que agónico renace.
Aquí mi corazón, tamaña empresa
no logra sostener. Aunque yo creo,
que el beso de la muerte de Romeo,
se halla en todo labio que nos besa.
Procuro resistir, pero el brebaje,
más ágil que el puñal, cumple su ultraje.-
DÓNDE ESTABAS
Mis hombros son vastos y hondos precipicios,
que se yerguen tarde, cuando ya el vacío,
me observa cayendo hacia el negro río,
donde caen las sobras y los desperdicios.
Cruzo derrotado el umbral del hospicio.
Ese que me brindas y que yo he aceptado.
Hacia él me arrastro con pasos helados,
pero es tan inútil tanto sacrificio.
Al mirar tu mano hacia mí extendida,
una extraña queja trepa a mi garganta.
Sorda, mustia, hueca, vana, inexistente.
Que acaso responde, displicentemente,
al tenaz llamado de mis noches tantas.
¿Dónde estabas, dime...Vida de mi Vida?.-
SONETO
No vuelve el corazón a vuestro puerto.
Lo observo ya perderse en lontananza.
Esconde su destino algo incierto.
Grabado lleva un nombre: Esperanza.
El condenado a muerte, desespera.
Y viejo llora su dorada infancia.
El sabio, pide a gritos su ignorancia.
Y la semilla sufre ser madera.
Si tú supieras que cada flor que acechas
con tu mirar, es flor irrepetible,
la vida no sería tan terrible
como lo es...si acaso tú supieras.
Ni el arco vuelve a ver jamás su flecha,
ni aquella flecha, a quien, por ella muera.-
HACIA DÓNDE ME LLEVAN
Hacia dónde me llevan estos firmes renglones,
cuando paso mi pluma riguroso de ellos.
Y no alterno el descanso sobre sus escalones,
como brinda el amante su caricia al cabello.
Si soy fiel a la prosa por qué envidio a los versos.
Por qué miro su forma con oculto recelo.
Por qué tiento a mi pulso transgredir ese velo,
como signo de furia, como juego perverso.
Si la hoja es el blanco, si la pluma el acero,
si es el arco la musa, y el poeta el arquero,
si el amor es el pulso, y la palabra es la herida
y la tinta es la sangre del que entrega su vida.
Hacia dónde me lleva todo el tiempo que resta...
Me pregunto incesante, sin hallar la respuesta.-
RÉQUIEM
Si es que existe el lugar en que moras,
si esa extraña región es posible,
si resistes en mi alma intangible,
por qué entonces mis ojos te lloran?
Si además de habitar mi recuerdo,
puedo oír palpitar junto al mío,
tu jovial corazón como a un río,
por qué siento a la vez que te pierdo?
Por qué muevo indeciso las piezas
cuando ya ha concluido mi juego?
Por qué dudo de toda certeza?,
por qué acepto olvidar y me niego.
Si es que existe el lugar en que moras,
por qué entonces mis ojos te lloran?-
MARÍA
Palidece la noche al mirarme,
sólo árido suelo a mis pies.
Quién pudiese de mí rescatarme,
cual zahorí, a la cuenta de tres.
Ni Jenófanes mismo sabría,
ni Virgilio, ni el bueno de Horacio.
Definir mi terrible elegía.
De mi idilio abarcar el espacio.
Cada paso en mi viaje es tardío.
Al llegar todo vuelve a estar lejos.
Mi tristeza recurre a Vallejo
y mi amor se refugia en Darío.
Mas, ni uno ni otro podrían,
conseguir que regreses...María.-
Luciano Cavido
Imágenes: Pinturas de David Seguia (contemporáneo).
quiquedelucio@gmail.com
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