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jueves, 29 de diciembre de 2016
Recuerda
Sexto año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 1,500 escritores, respetando el derecho de autor.
Publicación N° 1.576-
Azucena Arteaga Medina
Poeta y crítica de arte española, nacida en Santa Cruz de Tenerife en 1988. Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de La Laguna. Trabajó en Conca Espacio de Arte Contemporáneo. Ha publicado textos de crítica de arte en la prensa local. Su poemario "Midnight blue" recibió una Mención de Honor en la 38 edición del Premio Félix Francisco Casanova, en 2014.
"Hoy el cielo se rompe
como un espejo
enterrando sus infinitos cristales
sobre mi cabeza"
RECUERDA
El poeta anota la causa de la muerte,
"Rosas liadas en un antiguo dintel"
Una madrugada sin conciencia,
con la cordura anestesiada
y el pulso vibrante en los ojos y en los labios,
los amantes arrancaron los pétalos
a los fulgentes rosales de la plaza
para derramarlos a los pies de la iglesia.
El menjunje resultante del surreal sacrificio
de sangre, risa y sabia
viaja por el umbral de los siglos
y si el tiempo aletargara la ausencia de uno de ellos,
las mismas rosas acometerían la muerte
deseada a la llamada del enfermo de vacío.-
BABEL
El canto submarino
de los tallos espinosos y desnudos
le hipnotiza.
El insomnio le atraviesa cada noche.
Somnolienta y descalza,
desciende las escaleras como un espectro,
desconoce los hilos que la conducen
mientras ellos crecen obedientes a la promesa,
hambrientos de su sangre enferma de vacío.
Una noche el pulso se detiene anestesiado
por el intrépido aroma
y el vientre se tornó inmóvil
atravesado por la violencia de las raíces nacientes.
Ella,
su cadáver,
ahora yace forjado como el ADN
salomónico, retorcido,
ascendente y descendente,
como la torre de Babel.
Su aliento derramado
como los Jardines de Babilonia...
Ella,
muerta,
asaeteada por rosas y lenguas.-
LA PUERTA
La puerta,
raída,
como el rostro del tiempo.
Las parcas surcan sus grietas,
las cicatrices supuran polillas.
Umbral confuso
hacia la Laguna Estigia.
Pasaje a una neulosa infinita.
Entrada al laberinto de espejos.
No lo sé, no sé si el Destino o Azar,
no puedo saberlo,
no quiero saberlo;
(Ambos te vendan los ojos,
te toman de la mano,
te abandonan a la puerta).
Tú decides si tocar tres veces.
Tú decides si salir huyendo, no lo sé.
No fue necesario decidir o quizás sí.
Caronte me invitó a entrar,
durante siglos me perdí en el castillo,
en sus habitaciones ambulantes
en sus pasillos mutantes,
en los enigmas de sus óleos,
en las inquietantes miradas de los maniquíes,
en el áurea sucia de los objetos,
en las señales del tiempo en la pared.
Besé las cien bocas de Cervero
amé su caos, su orden.
Me dormí en sus fosos,
odié su frío, su silencio.
Casi desvanezco,
no sabía quien era,
no recuerdo porqué entré al castillo.
Lloré, grité, hasta despertar.
Y me encontré deconstruida,
en el collage de los reflejos.
Soy un puzzle.
La puerta tiene candado.
La salida es la ilusión de una rosa
la llave vive en mis entrañas,
es un tallo verde,
la llave es el fuego que quema la muerte.
El castillo ambulante
es un espejo infinito,
un espejo para perderse,
un espejo para encontrarse.-
SIN ROSTRO
¿Acaso tu mi querido aire de invierno,
no bostezas como el rey del ajedrez
que espera su decapitación
leyendo a los románticos?
Félix Francisco Casanova
No puedo evitar mirarle las manos
delgadas y pálidas con tinta entre las uñas
¿Y qué podré decir sobre sus profundos ojos?
Ahora, aquí en el taller, no sé...
no sé si ella es la habitación o si palpita en sus manos,
o tal vez en esos profundos ojos
esos que pueden ver los que no tienen rostro,
sí los que viven en el papel,
sólo ellos pueden ver sus profundos ojos a través del cuentahilos.
Ella talla el invierno
dentro de aquella habitación que es ella, sin duda alguna
Sus dedos minuciosos, el bisturí y sus ojos...
(es la Penélope nocturna, la que esperaa a Ulises)
ella borda enigmas invernales
sin descanso, hasta la extenuación...
fabricando esos seres que no tienen rostro,
que viven en el papel y se parecen tanto a nosotros,
incluso a ella o quizás a los que recordamos y sentimos.
Yo puedo palpar el aroma de la ausencia,
el olor a húmedo bosque
como si abriera la gaveta del aparador y su perfume de antiguos secretos
o quizás como el vaho gélido y al mismo tiempo cálido
que desprendes al leer a los románticos.-
Azucena Arteaga Medina
Imágenes: Pinturas de John Lidzey (Estados Unidos, contemporáneo)
quiquedelucio@gmail.com
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