Sexto año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 1.500 escritores, respetando el derecho de autor.
Publicación N° 1.551-
Fernando Corona
Poeta y narrador de México, nacido en Ciudad de México en 1978. Licenciado en Letras Clásicas y Maestro en Letras Latinoamericanas por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha enseñado griego y latín en la universidad y trabajado en la Biblioteca Nacional. Ha publicado más de una docena de títulos, entre los que se destacan (en poesía) "Cantos de silencio" (2000), "Ángela" (2002), "Canto sobre la muerte del Menor Sabines" (2003), "Los truenos de la iglesia de piedra" (2004), "Oscuros laberintos" (2006), "Amatorio" (2006), etc. Es actualmente Vicepresidente de la Asociación de Escritores de México.
"Nada de eso se escucha en estas sombras,
en su piedra alguien muere de abandono.
Aquí hay música de ángeles caidos
y las alas se pierden en el fuego"
AMATORIO
A
A dónde vamos, amor a dónde vamos
sólo hay una región de intensidades.
Si te caes de mi brazo, no me culpes;
si te vence el hastío, no me observes
como auscultando una paloma herida;
si se cansan tus pies, no continúes
pues continuar sería como un pacto
cuya exigencia nos lacera el gesto;
si me fallas, amor, pues qué le hacemos,
ni modo de andar juntos para odiarnos;
pero si llegas conmigo adonde vamos
recuerda que el amor lo hizo el camino.-
INVESTIGACIÓN A DAFNE
Si nunca han de juntarse nuestros labios,
no importa, caminemos río arriba,
cada cual su ribera, su silencio,
fingiendo que es lejano el mutuo olvido.
Iremos siempre juntos por la ruta:
tú en la huida tenaz, yo en cacería;
al fin el manantial arriba aguarda.
Cortemos esta flor, en ti la beso.-
POEMA XIX
De pronto hay un jilguero que desciende a mis pies,
la noche se ha tornado decisiva y remota.
Los árboles repiten su fronda en cada prado,
los pájaros renuevan partidas en sus plumas.
Presido un abandono de hojas consumadas.
Presenta la llovizna su versión del otoño.
El ave es tan antigua como un ala del cielo,
como un ángel marchito, como un atrio olvidado.
De pronto hay un jilguero que desciende a mis pies,
la noche es quizá un trazo de su breve plumaje.
De abismo, paz y cárcel ha enfermado el jardín,
las rutas hoy concurren en un patio de piedra.
Los trinos -¡qué de veces he ensayado su canto!
¡cuán vanas las palabras, los labios! -ya comienzan.
¿Por qué será que el tiempo nos convoca en su ruta,
si es cifra que transcurre, si las cifras no existen?
Un rostro de paloma persevera por siempre
prendido de una estrella, conservado en los charcos.
He visto tus caderas, tus pechos revelados:
perviven desde siempre para siempre en la tierra.
Las formas de tu cuerpo, de tus ojos desnudos,
se ocultan con frecuencia tras las rejas del campo.
De pronto hay un jilguero que desciende a mis pies,
tu voz de ángela pura, sin palabras, emite.
Entonces hay tus ojos tras cortinas y brumas,
tus piernas delirantes bajo mantas de arbustos.
Entonces son tus manos dos gaviotas o incendios
o llamas que calcinan a un guardián de las playas.
Entonces todo aspecto de las cosas del mundo
te guarda y te traduce, te examina y te imita.
Las hojas, los caminos, los rituales, los siglos
no son sino un recuento de tu nombre y tu sombra.
No hay momento que nazca, no hay instante que muera:
nihil novum sub sole, cada piedra es tu rostro.
De súbito una lluvia repercute en mi olvido:
las gotas son tus dedos sobre el labio y ...silencio.
De pronto hay un jilguero que desciende a mis pies,
junto al charco y la piedra manifiesta su canto.-
POEMA XIV
Yo soy aquel rufián del cuento triste
que por no mantener frente a la amada
la tímida sonrisa y la mirada
sepultó a un tulipán cuando te fuiste.
La frialdad de tus pétalos consiste
simplemente en callar que estás callada,
y el dolor en tu espina reventada
¿no es acaso el temblor que en mi piel viste?
No sé sino mirarte y ser pionero
del antiguo espectáculo de hogueras
con que ofrendan los hombres su carnero.
No sabré desde ahora, en tus orillas,
sino ver la extensión y las laderas
incendiadas de pronto en tus mejillas.-
***
El amor es el silencio, no sé si puro
o escondido, si alfiler o navaja, si quieto o soportable.
Tal vez la muerte es el silencio de algo seco,
de un golpe, de una página, de un grito,
algo que deja de ser y entonces duele,
un silencio convencido de hacer llaga,
el silencio de algo duro y arrancado:
no el del ojo y del terco,ése es ceguera;
no el del sol, no el del parque,ése es noche;
no el del que besa y se despide, ése es nostalgia;
no el de la tierra y la semilla, ése es germen;
no del gusano ilusionado, ése es capullo;
no del que llora tras la celda, ése es conciencia;
no del poeta que calla, ése es poesía.
Tal vez la muerte es el silencio del amor
y entonces duele. En el reposo, en la gruta
entre dos vidas vuelve a formarse la crisálida
y entonces duele no haber estado preparado
para el sueño que nos hace mariposas.-
Fernando Corona
Imágenes: fotografúas surrealistas de Antonio Mora (España, contemporáneo)
quiquedelucio@gmail.com
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