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viernes, 21 de noviembre de 2014
Hijos del día
Cuarto año de una antojadiza antología de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a los hacedores, respetando el derecho de autor.
Ambrosio Gallego
Poeta y novelista español nacido en Peñalsordo, Badajoz en 1963. Es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona. Ha publicado, entre otros : "Casa con humo" (1986), "Que no haya olvido" (1997), "Llueve en paz" (2005), "El Imperio de las luces" (2005), por el que recibió el Premio de Poesía Provincia de Guadalajara, "Otros fríos" (2013), galardonado con el Primer Premio Nacional Ángel González, etc.
"Pienso si tal vez sea capaz de vendar
la maltrecha pasión,
apartar la mojigata agonía"
HIJOS DEL DÍA Y DE LA NOCHE
Parece, noche, que nos sanes con sólo escucharnos.
¿Cómo es que para los antiguos engendraste divinidades
nefastas que son causa de sufrimiento?
Hoy sólo quedan preguntas de negro plumaje
para sacrificar en tu honor.
Ahora que llueve desde donde nos miras
todo se abreva de dulce paréntesis.
Misteriosa cosecha de espigas o raíces
que refulgen a espaldas de las farolas,
frente a ventanas abriéndose
o frente a la raída luz de algún garito.
Mientras, tú, noche, velas por tus frutos:
la camarera que ensalza sus cabellos
y dibuja un sencillo mapa a los ojos;
el joven de la barra que ondea su ingenio,
embelesado por la esfinge que le sirve;
aquel señor maduro cuyo pasado es un descapotable
a mitad del desierto atestado
o esa mujer sentada al otro extremo del mundo,
con gato por marido.
¿Quién garantiza en ellos el bien
preciado y escaso de la soledad?
Me pregunto si estar solo no es
sino una invención de las piedras,
si en realidad jamás nadie estuvo solo.
Tú pides siempre la penúltima copa
como el pintor que nunca acaba su obra,
como la obra que nunca acaba el mundo.-
ÉTICA
Sábado, 29 de julio.
Esperando la noche entre calles
estrechas y orinadas.
Una yonqui apoyada en su muerte.
Su puerta pesa en mi sien,
y la evito.
Cambio de acera
como quien cambia de sabor.
No sé qué hacer, tal vez nada quiera hacer.
La veo encogerse como esos días de octubre,
y es verano, un verano de brazos abiertos.
Yo, de ella, odiaría mi temor,
creería que nunca me dolió la vida.
Y no sabría decirle qué programa, qué imagen
me durmió la piel de gallina.-
EL VIEJO PUENTE ROMANO
Ignoro, puente, cuántas piedras te tragaste,
cuánta agua miraste en tantos siglos.
Te cruzo y sólo puedo pagarte con poetas
que también son como puentes,
y pesan -algunos- lo que tus piedras.
Si supieras que todo se parece a ti:
recuerdos, inventos, saludos...
Viejo coleccionista de pasos, sigues ahí,
ofreciendo la otra mejilla
sin temer nuestro paso arrogante.-
COLCHONES EN LA CALLE
Te sorprenderían los colchones junto a casas
enjalbegadas, con salamanquesas a su luz.
Donde hay quienes estrellan contra lo alto
ojos envidiosos de lejanos brillos,
allí hemos de ir y esperar.
El pensamiento suele arrellenarse en lo humilde,
en lo que permanece como más básico:
la respiración,
el olor trasbordante de la hierba agostada,
la rebeldía sin causa de los gatos.
Lo demás son migajas en el silencio rural:
los últimos bares,
una idea seria, algún motor: migajas
que el sueño, como un gallo, picotea.-
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¿Cuantas cascadas
de Tormentos a Yuste
nos han callado
y detenido
esta frialdad de pájaros
con que mirar.
II
El agua rompe
sobre una poza umbría.
Desaparece.
Pero, ¿ y el ruido
en goloso bocado?
¿Es que no invita?
IX
La luz del claustro,
llena de timideces,
amansa los ojos.
Los limoneros,
raptados por la fuente,
piden oídos.-
Ambrosio Gallego
Imágenes: Pinturas del artista colombiano Alfredo Araújo Santoro
quiquedelucio@gmail.com
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