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jueves, 25 de septiembre de 2014

Primer amor

Cuarto año de una antojadiza antología de poesía universal de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a los hacedores, respetando el derecho de autor.



                                                             Roberto Merino

Poeta chileno nacido en Santiago en 1961. Es Licenciado en Literatura por la Universidad de Chile. Ha publicado, entre otros, los libros de poesía: "Transmigración" (1987), "Melancolía artificial" (1997), segunda edición en 2009, "Horas perdidas en las calles de Santiago" (2000), "En busca del loro atrofiado" (2005), etc. En el 2008 publicó "Luces de reconocimiento", recopilación de ensayos sobre literatura chilena.

                                         
                                           "Me imagino que hay playas
                                            despertándose del despojo de las olas.
                                            Pero en la vida misma constatarlo
                                            se hace lento y difícil y desbordan
                                            a estas horas los años estancados"  





PRIMER AMOR

De luces ciegas, de ideas trasnochada,
la hipnosis de los círculos, la quimera del agua,
profusión de los árboles en atmósferas vagas,
cosas que amó, personas que la amaban.
Las noches se prendieron en su mente y en la mía,
las bengalas lanzadas al paso de la vida
y devueltas al rumbo como estrellas quemadas.
Cuántas noches llegamos a encontrarnos de lejos
reflejados de amor en la ciudad vacía
y en los parques blanqueados
de insomnes luminarias.
No quisiera saber de qué modo perdida
queda ahora de mí en íntima distancia
entre árboles ajenos e incomprensibles días
flotando en las orillas de la luz de su lámpara.-


TANTALISE

Es demasiado caro haber amado,
haber creído amar durante un lapsus.
Con cierta urgencia haber necesitado
esa, la oscura piel en la que nunca
toqué fondo. Al tacto, a oscuras
morir sobre su piel, tal fue el deseo
que me abrió de súbito los ojos.
Quemar sobre la propia indiferencia
esta soleada piel que me ha vendido.
Quemarme en frío, ardiente y esoftálmico
y no dejarla verme al otro día
sin emociones huir desabrigado.
En esta noche siguiente y perseguida
sé que es su libertad lo que he perdido.-


MELANCOLÍA ARTIFICIAL

Es probable que sólo haya venido
para que pase el amor entre estas páginas
(una palabra en un idioma extraño).
Ese esplendor tardío y tan usado
en su efímera pose, ya distante
de la esfera que alumbra sus propósitos.
No lejos de los bosques prohibidos
el mar nocturno hiende sus orillas.
Pensar en esos límites ahora
demasiado remotos, los que eran
antes de ayer el punto de partida.
La estrella solitaria, la luz fría
que vela al acercarse lo que llama
(amanecer, vivir, otras palabras).-



EL BOSQUE

Donde hubo fuego queda la realidad.
A partir de eso el mundo se me vela
(en la pieza vacía no hay cabida).
¿Interrogar, torturar ese fantasma,
la sábana de la que ha desertado?
La única hermosa, la única mirada,
ciega a mis ojos no mira lo que alumbra
(un cuerpo sin luz propia desvelado).
No busque entonces en el jardín nocturno
otra prueba del tiempo detenida:
habrá de sobra lluvia y corrupción
y una luz de mañana que nos niegue.
Por último saber que estas palabras
no alteran el ruido ni el silencio.-



PARQUE GRAN BRETAÑA

Cómo sobrevivir de aquí a mañana,
cómo alcanzar otra vez la disipada
luz de las nieblas matinales,
la amarillez del otro despertar.
El gallo canta y el lirio se desdobla,
ensueños diurnos y vigilia insomne.
No es posible esta luz municipal
al acecho de las flores nocturnas
(cuyos estambres procesan ciegamente
el tacto del rocío artificial).
Lo que quiero decir: estos legados
de alegría social del día antes,
estas corolas de retinas blancas
que no evidencian ni camuflan nada.
Y a la luz de los focos sumergidos
que enrojecen el agua del estanque,
los jardines colgantes de la Polaroid,
el non sancto sepulcro de colillas,
polillas, flores y otros testimonios.
El fin dominical de ningún viaje.-





                                                         Roberto Merino



Imágenes: Pinturas del artista ruso Konstantin Korovin (1861 - 1939)



quiquedelucio@gmail.com

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