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viernes, 8 de agosto de 2014
Presencia presentida
Cuarto año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a los hacedores, respetando el derecho de autor.
Darío Silva Silva
Poeta, narrador y periodista colombiano, nacido en Tarqui el 17 de junio de 1938. Cofundador de "Los Papelípolas", primer grupo cultural y literario del Huila. Ejerció el periodismo político durante unos treinta años. Recibió la Orden en grado de Comandante del Congreso de la República de Colombia en 1981 y el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en 1987. Entre sus libros, se encuentran: "El engaño de la nueva era", "Las llaves del poder", "El fruto eterno", "El hombre que escapó del infierno", etc.
"Protagonista de mí mismo,
con mi música a cuestas,
ando la piel redonda del planeta,
desbrozando la maleza de las sombras"
PRESENCIA PRESENTIDA
Te vi pasar ayer, mujer sin nombre,
Te vi pasar ayer, arcángel nuevo.
Tu clara imagen navegó en mis ojos
hasta llegar a mi alma,
hasta llegar al puerto.
Yo no te conocía. Pero te conocía.
Es decir, conocía de tus pasos la voz.
Me estaba taconeando las entrañas
desde la eternidad como un presentimiento.
Yo la había oído siempre, pero siempre a distancia
bajo la indefinida conformación de un eco.
Y ayer la sentí próxima.
Tanto, que en la impotencia de los pies
me floreció una sensación de miedo.
En el yunque auditivo
me sugirió tu cercanía en alfileres.
Se me posó en el pulso como un ala de fiebre.
Me fustigó la cara como un tránsito rojo
y se me hizo como alquicel de angustia
sobre el asta en delirio de las sienes.
Yo no quería mirarte.
Pero quería mirarte.
Y en un improntus sordo, volví
-desorbitados- los ojos para verte
y sucedió el milagro...!
Un clamor de alborozos en el viento
me anunció tu presencia...
Se me fugó la vida,
se me llegó la muerte.
Y eras la misma, amor, eras la misma,
la que estaba esperando desde siempre.
La que en mi pecho aceleró relojes,
la que sembró mi tálamo de púas,
la que me puso el mar en las pestañas
y en mi cerebro se volvió pregunta.
La que al fin ha llegado.
Pero tú no has venido.
Es tan sólo tu imagen
que le hurta longitud a este camino:
el camino que lleva de mi ser a tu ser,
no al camino que desde tu ser al mío
-porque de ti hacia mí, tal vez no haya camino-.
Puede ser que tú vengas, yo no sé.
pero es más posible que no vengas.
pero yo a ti sí iré.
Yo te lo afirmo por la faz que llevas.
Pronto será mi viaje. Y cuando llegue,
te diré todo esto, y mucho más que esto,
o tal vez ni te pueda decir nada...
Qué contraposiciones tan extremas
-¿verdad, mi rosa diáfana?-
es que cuando te nombro -y yo ignoro tu nombre-
soy inconsciente de lo que me pasa.
Cómo me causas mal. Porque es lo cierto
que mi mano dice estas estancias, mi boca
-congelada en la avidez-
no se puede empinar hasta tu oído
para clamar su júbilo de campanario en pascua.
Pero yo siempre espero
-porque yo siempre espero- y mientras tanto,
escucha el hondo grito que te juro:
Cuando la vida me verbalice
en este polvo de Dios en que me tiene
desde hace tantos llantos tan recluso,
yo buscaré tus ojos
-inconfundiblemente tuyos- y ellos
- redentores o crucificadores-
sentenciarán a mi sandalia el rumbo:
El rumbo claro que conduce a tu alma,
o el otro, el rumbo oscuro.-
LAPSO
Tu arcilla gravitaba
incinerando casi sus alas
ante la zarza de mi soledad.
Mi alma estaba remota buscando
en un lapso de nostalgia
la efigie de otra mariposa, imposible.
Yo tan lejano a tu ardoroso límite
como ella a mi saudade.
De retorno a tu deseo
la mirada se me pobló de espanto
como los ojos de una rosa
que, de pronto consciente,
se viese cercada de púas.
La brisa de acunar sus dedos
para evitar que se quebrara tu sonrisa
sobre el mármol del silencio mío.-
ESPIRAL
En el principio era la poesía
sumergida en mi alma,
como está la guitarra sin estreno
llena de música.
El golpe repentino de tu amor
hirió la piel de mi silencio
y el odre rebosado
desbordó su río de luciérnagas
en torno de tu sombra.
Si tu impulso creador sigue nutriendo
este espiral de notas,
mis olas con tu nave
llegarán a la playa del milagro.-
Darío Silva Silva
Imágenes: Pinturas de los argentinos Remo Bianchedi, Guillermo Roux y José Manuel Rugendas.
Publicación de Quique de Lucio para "Nos Queda
la Palabra"
quiquedelucio@gmail.com
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