Cuarto año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a los hacedores, respetando el derecho de autor.
Federico Barreto Bustíos
Poeta y editor peruano nacido en Tacna en 1862 y fallecido en Marsella, Francia en 1929. Fue un poeta conocido como "El cantor del cautiverio". Publicó, entre otros, "Algo mío" (1912), "Aroma de mujer" (1927), "Poesías" (1964), edición póstuma, etc. Fue co-director con su hermano José María, del diario La Voz del Sur. Integró el grupo literario llamado "La Bohemia Tacneña" en cuya revista literaria colaboraron entre 1896 y 1898, escritores como Rubén Darío, José Enrique Rodó, Clemente Palma y otros.
"Yo te busco anhelante a todas horas
como busca el cansado peregrino
la estrella que le guíe en su camino
y consuele su triste soledad"
ORIENTAL
Luz de Granada, tierna gacela,
cabe la reja de tu cancela
pulso mi guzla llena de amor.
Oye mis cantos,
oye mi voz.
Bajo un dosel de dalias
de tu floresta umbría,
en una hermosa tarde
tu dulce acento oí;
y desde entonces siempre,
gentil sultana mía,
sin tregua ni consuelo
suspiro yo por ti.
Parécenme tus ojos
dos astros esplendentes
brillando sobre un cielo
de nácar y marfíl;
dos trémulos rubíes
tus labios sonrientes
guardando los corales
y perlas de Ofir.
Luz de Granada, dulce gacela,
cabe la reja de tu cancela
pulso, mi guzla lleno de amor.
Oye mis quejas,
oye mi voz.
Yo te amo, huri preciosa,
como aman las estrellas
los cóncavos espacios
del firmamento azul;
como aman los jilgueros
sus plácidas querellas,
y como el triste Bósforo
a Tiro y Estambul.
Sal pues, y ven conmigo
por la ribera undosa
que riega murmurando
el diáfano Genil.
Ven, sí, que ya la luna
tranquila y misteriosa
baña el florido otero
con olas de marfil.
Luz de Granada, triste gacela,
al pie calado de tu cancela
pulso mi guzla loco de amor.
No me desdeñes...
oye mi voz.
Si anhelas tú tesoros,
y tu ambición aspira
del mundo entre las zambras
felices disfrutar;
yo para ti caftanes
traeré de Cachemira,
y su oro a la Gioconda
sabréle arrebatar.
No más, pues, mora mía,
así con tus rigores,
tortures inhumana
mi pobre corazón;
ni más, así desoigas
las cántigas de amores
que al pie de tu cancela
te brinda mi pasión.-
LOCA
I
En un valle profundo
circundado por bosques de verduras
hay un pueblito que ha olvidado el mundo,
pero en el cual la pródiga natura
ha derramado toda su hermosura.
Allí es azul eternamente el cielo;
allí hay tupiales de vistosa pluma
y allí entre copos de hervidora espuma
se ve nacer un límpido arroyuelo,
el que después torrente,
recorre murmurando el ancho valle
y fecundiza una florida fuente.
¡Ah! Cuánta paz y encantos seductores
ve el corazón sumiso
que huye del mundo impío y sus errores
en aquel apartado paraíso.
Cuando sobre ese suelo
tibia la aurora su esplendor derrama
para igualar la Tierra con el Cielo,
¿Es tan sublime y bello el panorama
que en aquel lugar presenta a nuestros ojos,
que al contemplarlo el alma se conmueve
y cayendo de hinojos
deja que al cielo la oración se eleve.
Chopos y limoneros
allí levantan en unión vistosa,
sus cimbradoras copas a porfía
y allí, junto a la humilde peonía,
crece la altiva y elegante rosa.
Luego, prestando a la tranquila fuente
ancha franja florida,
rastrean por su margen levemente
juncos, geranios, lilas y violetas,
semejando una alfombra entretejida
para prestar descanso sosegado
al labrador, que al fin de su faena,
sestea allí sin pena
su cuerpo, aunque robusto, fatigado.-
Federico Barreto Bustíos
Imágenes: Pinturas de los artistas argentinos Carlos Alonso, Héctor Basaldúa y Carlos Castagnino.
quiquedelucio@gmail.com
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