Publicación Nª 2.426-
Ana Cecilia Blum
Poeta, narradora y ensayista de Ecuador, nacida en 1972. Licenciada en Ciencias políticas y Sociales por la Universidad laica Vicente Rocafuerte, de Guayaquil. Posgrado en Enseñanza del Español sobre lengua extranjera en la Universidad Estatal de Colorado (Estados Unidos). Es autora de "Descanso sobre mi sombra" (1995), "Donde duerme el sueño" (2005), "La que se fue" (2008), "La voz habitada" (2008), "Libre de espanto" (2012), "Todos los éxodos" (Antología personal, 2012), "Absurditas" (2013), etc. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano y portugués. Participó en antologías ecuatorianas y extranjeras. Es editora de la gaceta literaria "Metaforología" y escribe para varias revistas literarias.
"y si hay algo quebrado no soy
yo, es la tarde, la noche, las mañanas
los caminos, el tiempo. Aún estoy entera , me sostengo, me soporto"
LEVEDAD
Inúndame de levedad. Acuéstate, estírate, riégate.
Contigo no importa de dónde vengo,
hacía donde voy
o de las hojas secas que están
hechos los huesos
Camino en el silencio del hielo,
nada hiere, nada molesta,
nada acusa, nada quema, nada persigue.
Casi no siento mi cuerpo y me encanta.
Todo es etéreo y no arrastro
atrofias de acero.-
TODOS INVENTAMOS MADRUGADAS
Las olas
como mujeres excitadas
golpean la roca.
¿Qué gotas de tiempo se llevan las estrellas?
Hemos bebido todas las aguas,
ya no hay sonrisa de corales
ni espacio en el ojo de la ballena,
de la cima a la sima
sólo queda
el fuerte abrazo del arrecife.-
LA QUE SE FUE
Camina en otras calles.
Sucumbe en otra lengua.
Lejos de su casa,
escoltada por el anonimato,
con la alforja vacía de país y herencia
asiste
al velatorio del espejismo.
Entre los monumentos de la muerte
ha olvidado:
de qué savia está hecha su sangre,
de qué oficio se yerguen sus huesos.
No quiso retornar cuando pudo,
es tarde
para alcanzar las carabelas.
Lo que dejó
se lo comió el apetito de la ausencia.
Volver al mismo mar
es volver al desencuentro.-
SE SENTÓ QUIETA ANTE LA DUDA
Se sentó quieta ante la duda
no muy distante de la espera.
Pensó
en el minuto que colma y decapita.
El atardecer rojo
ya no tenía ningún significado.
De sus pupilas
emanaban rocas,
nubes negras,
fantasmas,
mientras alguien
se ahogaba en la memoria.
Siempre
continúa quieta,
sentada
en el barandal mudo de los pensamientos.
Un nombre se escribe en la ventana.
Así es el recuerdo,
a veces de tierra
y nos sepulta.-
Ana Cecilia Blum
Imágenes: Pinturas de Janson Lewis (Estados Unidos)
quiquedelucio@gmail.com
Blog auspiciado por Canadian Cultural Centre of Montreal.
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