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martes, 19 de septiembre de 2017
Debajo de la piedra
Séptimo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 2.000 escritores, respetando el derecho de autor.
Publicación N° 1.801-
Ana Arzoumanian
Poeta , novelista y traductora argentina, nacida en Buenos Ares en 1962. Abogada. Publicó los libros de poesía: "Labios" (1993), "El ahogadero" (2002), "La mujer de ellos" (2001), y los relatos: "La granada" (2003), "Mía" (2004), "Juana I" (2006), etc. Su libro "Cuando todo acaba todo acabará" (Paradiso Ediciones, 2008) obtuvo el apoyo del Fondo Metropolitano de las Artes y las Ciencias del Ministerio de Cultura. Tradujo del francés el libro "Sade y la escritura de la orgía" (Ediciones Arte del Sur, 2007) y del inglés "Lo largo y lo corto del verso" de Susan Gubar (Alción Editora, 2007), etc.
"una gran nube de agua tibia pulverizada
en el fondo de los dedos. De la boca.
Limaduras de piel escurriéndose;
como detritos de animales marinos"
DEBAJO DE LA PIEDRA
Nada debajo de la piedra.
Nada del titubeo.
Nada debajo del abismo que aprieta,
nada debajo del desabrigo.
Eso de frágil,
de débil,
de quebradizo,
lo retendré en mí,
una línea de aire
preparando su luz.-
***
Hay crepúsculos atascados
en las ventanas del deseo.
Hay un olor opaco y un sopor
en mi ropa de entrecasa.
En ningún lugar, en las calles
de ningún lugar,
mi corazón te habla.-
***
La maldita desgarradura,
el abandono de la voz.
El mismo zumbido
de mezquitas viejas.
Y otra vez el vacío
como reguero de cables
en la torsión del cuello.
Sentada debajo de la mesa, espero.
Cuando tu lengua
amasa besos en otra boca
todo el cuerpo que se agacha, duele.-
***
Una casa es un lugar
donde se duerme,
donde se apilan sucios los platos.
Algo que fue
en las manchas de los manteles.
Restos de carne cocida
como en las sábanas los remiendos.
Sucia se amontona la ropa en canastos.
Se suma, se junta, se aprieta
en la casa donde sueño
tu mano escribiendo palabras
sobre mi agua herida.-
***
En esta latitud enemiga,
obstinadamente limpia,
extiendo el líquido desvelado
sobre las sábanas que parten.
Casi acurrucada
en el vacío de tus noches,
me impregno como filtración,
dibujo máscaras
en muros extraños.
La quietud del cuerpo me lastima
cuando en mis zanjas
vos abrís mi soledad.-
EL AHOGADERO
El ahogadero.
La desazón de no alcanzarte.
El zarandeo pedregoso
se me echa encima,
recorre el hambre.
Y sólo más tarde,
la partida escolta
lo que no se detuvo
y aprieta, en lo tupido
esa inútil persistencia.-
***
Como la máquina de apretar el ganado.
La res entra y asoma la cabeza.
Entre los paneles que se acercan,
se apoyan las manos y las rodillas.
La presión arterial disminuye lentamente,
luego se incrementa evitando que me mueva,
o que me caiga, o que me asfixie al quedar colgada
Doy vueltas y vueltas.
Siento la oscilación de los ojos
cuando el cuerpo recobra el equilibrio.
Ahora soy esa mata de pelo entre tus manos.
Por la disolución de un animal en mí
que va y viene.
O mejor, dos animales de frente y de perfil
que parecen extrañarse en una ausencia
de trama cuando no estás.
Que me aprietes
Más.-
***
No te muerdo las pestañas para reconocerte.
Pongo el oído sobre la madera carnosa
de tus vellos y escucho un ruido
como una guillotina de cortar papel.
Me acerco más y más y escucho.
Escucho la turba de
Este
es
mi
cuerpo
que no para con nada con nada para.-
Ana Arzoumanian
Imágenes: Pinturas de Lars Larsson (Suecia, contemporáneo)
quiquedelucio@gmail.com
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