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martes, 12 de julio de 2016

Espejismo

Sexto año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escitor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 1.400 escritores, respetando el derecho de autor.


Publicación N° 1.413-



                                                                                                    Dulce María Loynaz

Poeta cubana, nacida en La Habana el 10 de diciembre de 1902 y fallecida en la misma ciudad, el 27 de abril de 1997 a los 94 años.


                                                                                      "Tú que te cierras los brazos vacíos
                                                                                       sobre el pecho y murmuras la palabra
                                                                                       que no oye nadie, ven y enséñame
                                                                                       a horadar el silencio, a quemar la soledad"








ESPEJISMO

Tú eres un espejismo en mi vía.
Tú eres una mentira de agua
y sombra en el desierto. Te miran
mis ojos y no creen en ti.
No estás en mi horizonte, no brillas
aunque brilles con una luz de agua.
¡No amarras aunque amarres la vida!
No llegas aunque llegues, no besas
aunque beses. Reflejo, mentira
de agua tus ojos. Ciudad
de plata que me miente el prisma,
tus ojos...el verde que no existe,
la frescura de ninguna brisa,
la palabra de fuego que nadie
escribió sobre el muro...¡Yo misma
proyectada en la noche por mi
ensueño, eso tú eres! No brillas
aunque brilles. No besa tu beso
¡Quien te amó sólo amaba cenizas!


CÁRCEL DE AIRE

Red tejida con hilos invisibles,
cárcel de aire en que me muevo apenas,
trampa de luz que no parece trampa
y en la que el pie se me quedó -entre cuerdas
de luz también-, bien enlazado.

Cárcel sin carcelero y sin cadenas
donde como mi pan y bebo mi agua
día por día. ¡Mientras allá afuera
se me abren en flor, trémulos, míos
aún, todos los caminos de la tierra!.-



UN AMOR INDECISO

Un amor indeciso se ha acercado a mi puerta
y no pasa; y se queda frente a la puerta abierta.

Yo le digo al amor: -¡Qué te trae a mi casa?
Y el amor no responde, no saluda, no pasa.

Es un amor pequeño que perdió su camino:
Venía ya la noche. Y con la noche vino.

¡Qué amor tan pequeñito para andar con la sombra!
¿Qué palabras no dice, qué nombre no me nombra?

¿Qué deja ir o espera? ¿Qué paisaje apretado
se le quedó en el fondo de los ojos cerrado?

Este amor nada dice. Este amor nada sabe:
Es del color del viento, de la huella de una ave

Deja en el viento, -Amor semi-despierto, tienes
los ojos neblinosos aún de Lázaro. Vienes

de una sombra a otra sombra con los pasos trocados
de los ebrios, los locos ¡Y los resucitados!

Extraño amor sin rumbo que me gana y me pierde,
que huele las naranjas y que las rosas muerde.

Que todo lo confunde, lo deja, ¡y no lo deja!
Que esconde estrellas nuevas en la ceniza vieja.

Y no sabe morir ni vivir; y no sabe
que el mañana es tan solo el hoy muerto. El cadáver

futuro de este hoy claro, de esta hora cierta.
Un amor indeciso se ha dormido a mi puerta.-


EL CÁNTARO AZUL

Al atardecer iré
con mi cántaro azul al río,
para recoger la última
sombra del paisaje mío.

Al atardecer el agua
lo reflejará muy vago;
con claridades de cielo
y claridades de lago.

Por última vez el agua
reflejará mi paisaje.
La tomaré suavemente
como quien toma un encaje.

Serán al atardecer
más lejanas estas cosas...
más lejanas y más dulces,
más dulces y más borrosas.

Después, que venga la noche!
que ya lo tenue del sueño
-de sueño olvidado-
lo delicado, gris, sedeño
de tela antigua...y lo fino,
lo transparente de tul,
¡Serán un solo temblor
dentro del cántaro azul!.-


POEMA XXXVII

Ayer me bañé en el río.
El agua estaba fría y me llenaba el pelo
de hilachas de limo y hojas secas.
El agua estaba fría; chocaba contra mi cuerpo
y se rompía en dos corrientes trémulas y oscuras.
Y mientras todo el río iba pasando,
yo pensaba qué agua podría lavarme
en la carne y en el alma
la quemadura de un beso que no me toca,
de esta sed tuya que no me alcanza.
Si dices una palabra más,
me moriré de tu voz,
que ya me está hincando el pecho,
que puede traspasarme el pecho
como una aguda, larga y exquisita espada.-


POEMA LVIII

Estoy doblada sobre tu recuerdo como la mujer que vi
esta tarde lavando en el río.
Horas y horas de rodillas, doblada por la cintura sobre
este río negro de tu ausencia.-




                                                                                                          Dulce María Loynaz



Imágenes: Pinturas de Alex Lashkevich  (Rusia, contempráneo)





quiquedelucio@gmail.com

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