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lunes, 13 de abril de 2015

La ducha

Cuarto año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a los hacedores, respetando el derecho de autor.



                                                                    Francisco José Najarro Lanchazo

Poeta y editor español nacido en Zafra, Badajoz en 1987. Vivió en Barcelona y estudio las licenciaturas de Derecho y Periodismo en Madrid, ha publicado los libros de poemas "La vespa amarilla" y "El extraño que come en tu vajilla".  Es editor de Ártese Quien Pueda Ediciones. Tiene en preparación dos nuevos poemarios.

                                                                         "La diferencia entre ciudad y casa
                                                                          eres tú; si distingo
                                                                          el agua de la ducha
                                                                          de la lluvia que empapa a los viandantes"





LA DUCHA

La ducha, sin nosotros, no es la misma.
Escucho su tic-tac de reloj de agua,
impaciente como el despertador
que me grita porque he dormido solo,
 las sábanas pesan como un mundo,
y fuera hace un frío de desagüe...

Ya te digo que la ducha no ha vuelto
a ser la misma desde que te fuiste,
que sólo acuden a ella viejos verdes
como musgo sobre tu piel de piedra,
de sirena de cloro  agua de grifo,
vaso para mis labios y su sed.

Y yo tampoco soy el mismo sin ti,
y hasta la factura del agua cambia,
haciéndose más pequeña en tu ausencia,
como todo. No sé si aguantaré
más tiempo sin ducharme, con olor
a esposo abandonado. Vuelve pronto.-


SEMANA

Dos árboles se están amando en este
parque, o los observo en su tristeza.
Lejos uno del otro van muriendo
(en una parsimonia que los mata)
esperando a la lluvia que los una
con su don maternal en un abrazo
de ramas encontradas con urgencia.

Aquel de allí, el de la silueta frágil,
bien podría llamarse como tú,
probarse los vestidos que te pruebas
(sola, de mil en mil frente al espejo)
para que antes del día que no llega
sepas que llegará como imaginas.

¿Qué jardinero pudo ser tan cruel?
¿Quién es el arquitecto sin entrañas
que nos edificó en urbes antípodas?
Aquel de allí, el de la corteza dura
bien podría llamarse como yo.

Con mi nombre  mi voz (que son lo mismo)
preguntaría qué hay de diferente
entre dos árboles que se aman cerca
y dos personas que se quieren lejos.

Mueve el viento sus ramas, no se tocan,
no existe la esperanza sin su roce,
se me astillan los ojos de mirarlos.

Dos árboles se están amando cerca.
Dos árboles se están amando lejos.

Nosotros esperamos igual que árboles.-


POEMICA

Si apago la televisión me veo,
si le bajo el volumen a la radio
me escucho respirar.

Soy una noticia terrible.
Debería hacer lo que la gente hace,

hablar sobre los pasos de los años.-


VACACIONES

Tengo la cara blanca
y me preguntan si amo algún lugar.
Te extraña mi pensar en cementerios,
tú hablabas de museos,
del clima  del idioma.
Digo piedra tallada, mucha lluvia
y citas en latín.

Amo la tumba muerta de mi abuela,
las ruinas vegetales de mi infancia,
la vida aburguesada en los difuntos,
como aman los turistas
las ciudades de sus fotografías,
con la certeza de que no hay seísmo
capaz contra la calma que no existe.-


IMAGEN  Y SEMEJANZA

La cara de mi padre tiene boca
y demás utensilios para el gesto,
pero igual que la mano que acaricia
pasa a ser mano del acariciado,
su rostro frente al mío es también mío.

Y es que tiene razón nuestra vecina
cuando dice que el tiempo venidero
-que como todo tiempo
no viene sino va a colocar
mi ficha en su casilla.

Pero no se refiere al jaque mate,
ella habla del parchís,
de mis pies vendimiando muchos días
hasta alcanzar otro color, su boca,
de mi padre obligado a estar en casa.

No escribo este poema por mi miedo
a tocar las arrugas sin tenerlas,
pienso en la angustia de mi padre al verme,
tan joven, tan idéntico  a él, ocupando
la edad que a tuvo, quizás su cuerpo.-



                                                                     Francisco José Najarro Lanchazo





Imágenes: Pinturas de Lawrence Alma-Tadema (Países Bajos, 1836 - 1912)




 quiquedelucio@gmail.com

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