Miguel Arteche
Poeta, ensayista y narrador chileno nacido en Nueva Imperial en 1926 y fallecido en 2012. Cursó Humanidades en el Instituto Nacional de Chile y luego estudió Literatura en la Universidad Central de Madrid. Fue miembro de número de la Real Academia Española y miembro de la Academia Chilena de la Lengua. Entre sus principales obras, se mencionan: "Invitación al olvido" (1947), "Antología de veinte años" (1972), "Noches" (1976), "Tercera antología" (1991), etc. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura de Chile.
"Lágrimas que dejé tras la montaña.
Ojos que no veré sino en la muerte.
A través del adiós, ¿quién me acompaña
si mis ojos que ven no pueden verte?"
TIERRA AUSENTE, NO HAS DE VOLVER JAMÁS poesía de Miguel Arteche
Por eso, cuando el vientre sinuoso
del alcohol te rodea,
cuando las luces de las calles resbalan por tus ojos
como extrañas bocas planetarias;
cuando -con los puños ardientes-
preguntas por el pasado que escupe tus entrañas,
tú escuchas bajo el eterno
y solitario corazón de la noche,
el respirar, la angustia, las historias anónimas
de millares de cuerpos ya desvanecidos
bajo embelesos negros, y el incansable
sueño del tiempo
que hunde sus cinturas heladas.-
NOCHE PERDURABLE
Apóyate, noche, sobre nuestros pechos:
éntranos
en tu centelleante oscuridad.
Noche de los amantes que yacen sepultados,
noche de la serpiente que nos acecha siempre.
Solemne y alerta
apóyate para cantar en nuestros pechos. Apoya
tu cabeza en los muslos del solitario:
hazlo fulgir, haz que su llama brille un momento,
haz que su fuego se eleve a tu cabello estrellado.
Sobre las llamas de nuestras vidas desiertas,
tú, la gran errante, vienes sobre nosotros.-
EL AGUA
A medianoche desperté.
Toda la casa navegaba.
Era la lluvia con la lluvia
de la postrera madrugada.
Toda la casa era silencio,
y eran silencio las montañas
de aquella noche. No se oía
sino caer el agua.
Me vi despierto a medianoche
buscando a tientas la ventana;
pero en la casa y sobre el mundo
no había hermanos, madre, nada.
Y hacia el espacio oscuro y frío
y frío el barco caminaba
conmigo. ¿Quién movía
todas las velas solitarias?
Nadie me dijo que saliera.
Nadie me dijo que me entrara,
y adentro, adentro de mí mismo
me retiré: toda la casa.
Me vio en el tiempo que yo fui,
y en el seré la vi lejana,
y ya no pude reclinar
mi juventud sobre la almohada.
A medianoche busqué
mientras la casa navegaba.
Y sobre el mundo no se oyó
sino caer el agua.-
DAMA
Esta dama sin cara ni camisa,
alta de cuello, suave de cintura,
tiene todo el temblor de la hermosura
que el tiempo oculta y el amor desliza.
Esta dama que viene de la brisa
y el rango lleva de su propia altura,
tiene ese no se qué de la ternura
de una dama sin fin, bella y precisa.
Aunque esta dama nunca duerma en cama
parece dama sin que sea dama
y domina desnuda el mundo entero.
Esta dama perdona y no perdona.
Y para eso luce una corona
esta dama que reina en el tablero.-
Miguel Arteche
Imágenes: pinturas de Peder Mork Mönsted (Dinamarca, 1859-1941)
Publicación de Quique de Lucio para "Nos Queda
la Palabra"
quiquedelucio@gmail.com
twitter@quiquedelucio
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